El domingo 8 de diciembre estaba siendo un muy buen día para el Oviedo Femenino. El equipo de Alfredo Rodríguez había comenzado de forma extraordinaria un partido en el que se jugaba muchas de sus opciones de clasificarse para la fase de ascenso a la máxima categoría. Enfrente estaba el Gijón Balonmano, su gran rival para alzarse a la segunda posición del grupo A de División de Honor Plata, la última plaza que da acceso a la lucha por subir. El Gijón es un equipo duro al que estaban doblegando con mucha más facilidad de la esperada.

Pero en el gran ambiente que se vivía en San Claudio, con el pabellón completamente lleno, irrumpieron de pronto los lamentos de Alicia, la capitana del equipo, y todo pasó a un segundo plano. Las jugadoras carbayonas mantuvieron el rodillo y endosaron un espectacular 32-17 al Gijón. Aun así, todas tenían en mente a su referente, a su líder sobre la pista. Alicia se había hecho daño en la misma rodilla que hace cinco años la dejó buena parte de la temporada en el dique seco.

Las primeras pruebas fueron positivas. Alicia no se había roto el ligamento y tras unas semanas podría volver. Pero cuando regresó a los entrenamientos la rodilla volvió a protestar y se le hinchó. Las siguientes pruebas fueron menos halagüeñas: el ligamento de la rodilla no estaba roto, pero se había estirado de tal forma que había dejado de hacer su función. La temporada se había terminado para ella. Alicia tendrá que pasar de nuevo por el quirófano. La maldita rodilla izquierda volvía a dejarla fuera de juego.

El Oviedo Femenino ha seguido su camino de éxitos sin Alicia, pero todas en el equipo saben que la van a echar de menos si al final -lo tienen muy cerca- llegan a la fase de ascenso. Otras tendrán que coger los galones de una capitana que, de todos modos, estará siguiéndolas siempre muy cerca. Y es que, desde que se lesionó, Alicia no se ha perdido ni un partido de sus compañeras, ni siquiera los de fuera de casa, y acude casi todos los días a los entrenamientos en San Claudio. Alicia no juega, pero está siempre con sus compañeras.

"Son cosas que pasan", se lamenta con resignación la jugadora ovetense, que explica con precisión lo que le ocurre a su rodilla: "El ligamento no se rompió, pero se estiró y no hace la función que tiene que hacer. Me van a tener que poner uno creo que del banco de muertos. Espero que esta semana me digan cuándo me operan porque la recuperación es larga, así que cuanto antes sea, mejor".

La anterior lesión hace que Alicia sepa de sobra el difícil proceso que tiene por delante. "Ya me operé de la misma rodilla y sé que el período de recuperación es largo", explica. En cuanto al equipo, está tranquila porque sabe que sus compañeras responden siempre: "Ellas siguen a lo que tienen que hacer. Si no se dan circunstancias raras, estaremos en la fase de ascenso. Sólo nos queda un partido fuera de casa y se supone que estamos un poco por delante de la mayoría de las rivales que nos quedan. Sólo tenemos un partido más duro, ante el Gijón".

Pero lo más complicado llegará cuando, si al final lo consiguen, jueguen la fase de ascenso. En ese momento será cuando más le toque sufrir al no poder estar con sus compañeras dentro de la pista: "Me va a tocar pasarlo muy mal. El año pasado ya sufrí viéndolo desde dentro, pero desde fuera será peor todavía. Espero que podamos hacerlo mejor que el año pasado, ya tenemos más experiencia", dice.

Con la lesión de Alicia, las jugadoras del Oviedo Femenino han perdido un referente en la pista y a una jugadora de talento y valentía, pero también han ganado un plus de motivación. El objetivo del equipo ahora es certificar la clasificación para la fase de ascenso. Y cuando jueguen por una plaza en la máxima categoría tratarán de que su capitana, que las seguirá muy de cerca, se sienta orgullosa de ellas.