Aunque no pudo hacer cumbre en el Aconcagua, debido al mal tiempo, Indalecio Blanco fue recibido como un auténtico héroe en el Ayuntamiento de Langreo, junto a sus familiares y amigos.

Un ejemplo de superación, de un montañero con una parálisis cerebral, que vive sensaciones únicas en la montaña y que no duda en que volverá a intentar alguna ascensión, aunque de momento no piensa en regresar al Aconcagua: "Mi reto ahora es volver a la montaña, tengo ganas de seguir, pero con los pies en el suelo. De momento no pienso en un tercer intento al Aconcagua".

Y sobre la decisión de abandonar, debido a que había 1,5 metros de nieve, reconoce que fue "la decisión más acertada". "Era lo mejor para mí y para los que me acompañaban", reconoció.

Indalecio Blanco, que posee una discapacidad del 65 por ciento, participó en esta expedición junto a Rosa Fernández. A sus 42 años lleva 22 practicando este deporte.