Como no existe una tabla medir Mareonas, será difícil saber con exactitud si la oleada rojiblanca de este año supera los cerca de ocho mil sportinguistas que anegaron La Coruña el 1 de noviembre de 2009 aprovechando la jornada de puente. La fiesta de aquel día fue completa con la goleada del Sporting (0-3) en su vuelta a Riazor. Este año, el propio Deportivo de La Coruña, confirma que tiene constancia de seis mil sportinguistas con entrada. Cuatro mil que se remitieron a Gijón y otras dos mil despachadas directamente por el conjunto gallego. Pase lo que pase sobre el césped, la hostelería gallega es la gran ganadora.

Desde hace varios días, no queda una sola plaza hotelera en la ciudad de La Coruña, cuyos hoteles han colgado el cartel de completo. "Estamos llenos", confirma en las páginas de La opinión de La Coruña, periódico del grupo editorial de LA NUEVA ESPAÑA, Francisco Canabal, presidente de la asociación de hospedaje de la provincia. Tras el paso de la Mareona en noviembre de 2009, el entonces presidente del Deportivo de La Coruña, Augusto César Lendoiro, tasó en un millón de euros el dinero dejado por la afición rojiblanca en la ciudad.

"Ya sabemos que estamos al máximo de ocupación desde hace un mes", abunda Canabal. El lleno se fue alejando del centro urbano a medida que se agotaban las habitaciones y los sportinguistas buscaban cobijo en otras localidades de la comarca. Al contrario que otras ciudad, habrá que ver lo que pasa en Éibar en el próximo desplazamiento tras la polémica de la última visita rojiblanca, La Coruña acoge con los brazos abiertos a la afición del Sporting porque "porque pernoctan aquí antes, salen a comer, van a las tiendas...", según explica Héctor Cañete, Presidente de la Asociación provincial de Hostelería. La visita rojiblanca supone un alivio para la hostelería gallega porque el desembarco se produce "después del durísimo enero y del más duro febrero, acontecimientos como éste suponen una gran ayuda para el sector".

Para la afición del Sporting, La Coruña es uno de los destinos más atractivos. La distancia es corta, la ciudad acogedora y la comida generosa en los múltiples establecimientos que la inundan.

Ésta es la fiesta del fútbol. La buena armonía se romperá al mediodía del domingo, cuando los futbolistas salten al campo para jugarse buena parte de las opciones de ascenso. Asturianos y gallegos dirimirán entonces un bonito duelo por hacerse escuchar. La Mareona siempre se deja oír y en Riazor ya lo saben.