Después de la victoria del Barça en el Bernabeu, bastantes madridistas, muchos culés y no pocos colchoneros se comportaron dando la razón a Tony Soprano. ¿Y quién es Tony Soprano? Tony, ese "puto gordo de Jersey", como él mismo se describe, es un jefe de la mafia de Nueva Jersey que oficialmente se dedica a la gestión de residuos, engaña a su mujer una y otra vez, no entiende a sus hijos, no es feliz y no soporta a los intelectuales, pero, así todo, sabe un par de cosas acerca de la felicidad y ha reflexionado lo suficiente acerca de la vida, el universo y todo lo demás como para mantener un largo y fascinante duelo con la doctora Melfi. ¿Y qué dice Tony Soprano? Tony dice muchas cosas, pero ahora nos interesa la deslumbrante tipología humana que nuestro gordo mafioso de Jersey esboza en un capítulo de la segunda temporada de "Los Soprano".
Tony Soprano divide a los hombres en tres clases: los "lloricas", los "típicos tíos felices" y los "Gary Cooper". Los "lloricas" se sienten víctimas y nunca admiten ser responsables de nada. Los "típicos tíos felices" son, según Tony, unos gilipollas que se mueven por la vida felizmente inconscientes. Aunque Tony desprecia a los "lloricas", a quien verdaderamente odia nuestro mafioso es a los "tíos felices". Escuchemos esta reflexión de Tony en la consulta de la doctora Melfi: "Veo a un tipo caminando por la calle, un tipo con la mente despejada, la clase de tipo que siempre silba, que parece feliz de cojones. Yo sólo quiero acercarme a él y darle un tajo en la garganta, agarrarle y darle un palizón ahí mismo, sin motivos". Glub. Tony sólo respeta a los "Gary Cooper", esos tipos fuertes y callados, como el propio padre de Tony, que ni lloran, ni se compadecen, ni muestran su empalagosa felicidad cuando pasean con su familia por el zoo. Si Tony estuviera con nosotros, creo que incluiría a bastantes madridistas en la primera categoría, la de los "lloricas", los que resuelven todos los problemas por la vía de hacerse las víctimas. Así, la culpa de la derrota ante el Barça fue del árbitro. Alguien no quiere que el Madrid gane la Liga. Fue un robo. Ramos no merecía la expulsión porque ni siquiera hizo penalti a Neymar. La sombra de Mourinho, por lo que parece, todavía es alargada. Tony despreciaría a los madridistas (y a jugadores como Ronaldo o el mismo Sergio Ramos) que se esconden detrás del victimismo para evitar enfrentarse a los errores cometidos por un equipo que pecó de palabra (muchos hablaban de humillar al Barça antes del partido), obra (el Madrid no jugó bien y cometió, como contra el Sevilla, graves errores ofensivos y defensivos) y omisión (es imperdonable omitir el juego de Iniesta y Messi en el análisis de la derrota ante el Barça). Pero Tony odiaría a los culés.
Muchos culés caminan estos días por la calle como esos tipos con la mente despejada que silban y parecen felices. Tony se acercaría a ellos y les daría un palizón, pero los futboleros no somos como Tony. Eso sí, entiendo que a algunos les canse tanto silbido, tanta mente despejada después de que el Barça despejara algunas dudas en el Bernabeu y tanta felicidad sólo empañada por la desgraciada lesión de Valdés. Supongo que algunos desearán que los culés se atraganten un poquito con el pincho del desayuno y, sobre todo, con el Espanyol, a ver si así se les borra la sonrisa de la cara y dejan de juntar los labios y soplar. Y si bastantes madridistas son, según la clasificación de Tony Soprano, unos "lloricas", y muchos culés son esos típicos y odiosos tíos felices, ¿quiénes son los "Gary Cooper"? Pues no pocos colchoneros. Los aficionados del Atlético de Madrid, esos tipos que han aprendido a ser fuertes y callados a base de recibir golpes y palmar de la manera en que sólo el Atlético sabe palmar, son los "Gary Cooper" de nuestra Liga. ¿Eso quiere decir que Gary Cooper podrá celebrar el título de Liga dentro de ocho jornadas? Pues no. Pero Tony Soprano, ese puto gordo de Jersey, y Gary Cooper, ese tipo fuerte y callado, son del Atlético de Madrid. No es poco.
