A los jugadores del Unión Financiera hay que hacerles un monumento por su perseverancia, por su capacidad para levantarse tras un golpe y por su fe inquebrantable ante cualquier reto, por grande que sea y por mucho que las circunstancias se pongan en su contra.

Ayer la plantilla comandada por Guillermo Arenas salió del pabellón Marta Domínguez cabizbaja por una derrota que pone 2-0 en contra la eliminatoria de las semifinales de ascenso a la ACB, pero deben estar todos ellos muy orgullosos de la imagen que dejaron sobre la cancha, del trabajo que hicieron y de lo cerca que tuvieron una gesta que hubiera cambiado mucho las cosas antes del traslado del duelo a Oviedo, al fortín de Pumarín.

Si al director deportivo del club, Héctor Galán, alguien le pregunta por el peor escenario posible para disputar la eliminatoria su respuesta hubiera variado muy poco de la situación con la que se ha presentado el equipo carbayón en esta eliminatoria. Perder a Kevin van Wijk, la roca que ha sostenido a este equipo toda la temporada debajo de los aros, al montenegrino Spasojevic, que estaba en su mejor momento desde que llegó a Oviedo, y no poder recuperar a Daniel Fitzgerald supone para el Unión Financiera quedarse totalmente desasistido debajo de los aros. Arenas tuvo que confiarse a Juan García y dar más minutos de los habituales a Héctor Macía y a Garret.

Enfrente, los carbayones tenían al mejor jugador de la temporada pasada en la LEB Oro, el pívot Urko Otegui, y al veterano y contrastadísimo Guillermo Rejón. La plantilla palentina es más potente que la ovetense sin bajas, pero es que con estas ausencias la diferencia hace que lo normal sea que ocurra lo que sucedió el viernes: perder por 40 puntos (87-47). Pero cuando un equipo cuenta con deportistas con un corazón que no les cabe en el pecho nunca se debe perder la esperanza. Y más cuando al frente de todos ellos se pone Víctor Pérez. Pena que al escolta no le entrara el triple que a cuatro segundos del final del encuentro hubiera empatado a 68 el partido. Merecía el sevillano culminar su partidazo con esos tres puntos y haber llevado al equipo a la prórroga para seguir tirando de raza en busca de una victoria que ayer merecieron.

Y es que los palentinos se vieron sorprendidos desde el inicio del encuentro por un Unión Financiera que había borrado de su mente el partido del viernes. Los ovetenses tomaron la iniciativa en el marcador en el primer cuarto y llegaron a ponerse 3-14 arriba cuando quedaban 5:50 para terminar el primer período. Tuvieron que remangarse los palentinos para cerrarlo tan sólo tres abajo (15-18). Siguieron los ovetenses por delante la mayor parte del segundo cuarto y tuvieron que apretar al final los de Lezcano para irse tan solo dos abajo al descanso (35-37).

Todos en el Marta Domínguez esperaban que llegara el momento en que el Palencia rompiera el partido. Un momento que nunca se dio. En el tercer cuarto la máxima ventaja local fue de cuatro puntos (44-40) a falta de 5:44. Y se entró al último con Palencia dos puntos arriba (51-49). Y, superando el cansancio por la acumulación de minutos, tiró del carro el genial Víctor Pérez -su aportación superó en mucho los 29 puntos que anotó- para tener al final la opción de empatar el partido. No lo consiguió, pero el viernes el Palencia tendrá que visitar Pumarín. Allí estos héroes tendrán el calor y el reconocimiento de toda su afición. Y juntos pueden soñar con lograr cualquier cosa. La primera de ellas una victoria que alargue la eliminatoria.

(15-18) (20-19) (16-12) (18-16)

Quesos Cerrato Palencia: Carles Bravo (9), Otegui (16), Xavi Forcada (8), Rejón (11), Feliu (10) -quinteto inicial-, Abouo, Garrido (12) y Moncasi (3).

Unión Financiera: Cárdenas (7), Álvaro Muñoz (7), Víctor Pérez (29), Héctor Macía (1), Juan García (12) -quinteto inicial-, Diego Sánchez (3), Prieto, Bassas (2) y Garret (4).

Arbitros: Ángel de Lucas y Francisco Javier Bravo. Excluyeron por cinco faltas al local Forcada a un minuto del final.

Pabellón Marta Domínguez: Unos 2.500 espectadores, con presencia de alrededor de 100 ovetenses en las gradas.