Yago Lamela murió de un infarto, así se desprende de la autopsia realizada esta mañana en el Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, en Oviedo.

En el estudio, según fuentes cercanas a la investigación, no se han detectado restos de pastillas, cuya ingesta podría haber provocado la muerte. Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, en la inspección ocular de la vivienda del atleta se apreció que había vomitado antes de fallecer.

Agradecimientos de la familia

Enrique Vázquez, cuñado de Yago Lamela, fue el encargado de recibir esta tarde a los medios de comunicación para hacer público el agradecimiento de la familia del deportista. "Es imposible agradecer como es debido tanto cariño y tantas muestras de afecto recibidas", aseguró Vázquez, quien insistió en la importancia del apoyo ante la pérdida de "una persona que tanto nos ha llenado y que tanto amor nos ha dejado".

Luto oficial

La alcaldesa de Avilés, ciudad natal de Yago Lamela, ha decretado un día de luto oficial a partir de las cinco de esta tarde, tras el fallecimiento del mejor atleta asturiano de la historia.

"La verdad que es muy triste. En este momento lo que queremos es dirigirnos a la familia, mostrarles todo nuestro apoyo y transmitirles la tristeza que tenemos después de los primeros momentos de una conmoción y de un disgusto terrible por haber perdido a Yago. Creo que hablo en nombre de todos los ciudadanos y ciudadanas de Avilés. Una persona muy muy joven. Siempre estamos apenados cuando conocemos a personas que fallecen, pero si, además, esta persona es de 36 años, y una persona como Yago pues desde luego muchísima tristeza", se lamentó la alcaldesa que así se lo ha transmitido a la familia del fallecido, especialmente a su hermana que trabaja en el centro municipal de La Curtidora

"Voy a proponer a los portavoces de la Corporación decretar un día de luto oficial en nuestra ciudad que empezaremos a partir de las 5 de la tarde de hoy, una vez que su cuerpo esté en Avilés. Será luto oficial en el Ayuntamiento de Avilés, pondremos también en ese mismo tiempo un libro de condolencias en el vestíbulo principal del Complejo Deportivo Avilés, para que todas aquellas personas de Avilés y de fuera de Avilés que quieran venir a expresar su dolor hacia la familia lo puedan expresar por escrito en este libro de condolencias", anunció Varela.

El funeral por el atleta avilesino Yago Lamela, fallecido a los 36 años, será mañana a las cuatro de la tarde en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, en Avilés. A continuación, recibirá sepultura en el cementerio de La Carriona. Hoy, a las 13.15 horas está previsto que se abra la capilla ardiente en el tanatorio de Avilés.

El mejor atleta asturiano de todos los tiempos, el mejor saltador de España, Yago Lamela, fue hallado ayer muerto en su domicilio de Avilés, en torno a las seis de la tarde. La noticia se extendió como un reguero de pólvora, y también las palabras de lamento y dolor por el fallecimiento del saltador cuyas hazañas marcaron un hito difícil de olvidar. Lamela tenía 36 años, pero ya pasó a ocupar el lugar en la historia que se ganó a pulso con sus gestas. Él era "el chaval que volaba". Subcampeón mundial de salto de longitud en Sevilla, bronce en París, plusmarquista europeo. Y sin embargo pasó sus últimos años sumido en profundas depresiones desde que, hace una década, comenzaran sus problemas físicos, que acabarían jubilándolo del deporte. "Nunca pensé que me ocurriría, pero al dejar el deporte me quedé vacío", confesaba.

El cuerpo sin vida de Yago Lamela salió a las siete y media de la tarde del piso que compartía con sus padres, en la calle Severo Ochoa. Tendido sobre una camilla y cubierto, fue introducido en el vehículo del tanatorio, y después trasladado al Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, en Oviedo, para practicarle la autopsia. Según fuentes próximas a la familia, ninguna hipótesis de muerte está descartada, y habrá que esperar a los resultados de los análisis forenses. Una vez que concluyan las pruebas, su cuerpo será trasladado previsiblemente al tanatorio de Avilés, donde quedará instalada su capilla ardiente.

En la calle Severo Ochoa se juntó ayer un puñado de curiosos, que presenciaron en silencio la salida del cadáver. Entre ellos, algunos vecinos y conocidos del atleta que habían coincidido con él recientemente y que lo habían encontrado muy desmejorado, despistado y abstraído, casi sin conocer a nadie. Y es que las depresiones han sido en estos últimos años el gran enemigo de un saltador que toda Asturias recuerda de una forma muy diferente: sonriendo, lleno de fuerza, dando palmas, efectuando saltos prodigiosos con su melena al viento.

El gran susto llegó hace tres años, cuando tuvo que ser ingresado por problemas de salud. "Me dio un bajón muy grande por la coincidencia en el tiempo de varias cosas negativas. Decaí bastante y perdí el ánimo de una forma preocupante. Pero ya estoy mejor". Eso es lo decía Lamela a este periódico hace tres años, tras salir de un periodo de descanso y recuperación en el Hospital San Agustín de Avilés. El atleta estaba metido de lleno en un intento de retomar la vida que el deporte había ya desechado. Y aseguró entonces que el apoyo que había recibido, los mensajes de cariño y el calor de sus conciudadanos habían sido muy importante para él.

Se volcó en los estudios de Informática, asistió a clase de inglés en la Escuela de Idiomas con el ánimo de mudarse algún día a Estados Unidos, se apuntó en el gimnasio para poner a tono su cuerpo y frenar los kilos de más. Es más, incluso también pensó en conseguir la titulación necesaria para ser entrenador de Atletismo. Participó en campus de atletismo con niños, hizo un saque de honor para el Real Avilés. Estaba de nuevo en marcha. La música era su gran refugio. Le gustaba especialmente la música electrónica con la que "jugaba" en un estudio casero.

"Qué pena, tan joven", decían ayer antiguos compañeros de aulas. Se sumaron así a la condolencia generalizada del mundo del deporte, que se hizo eco de la noticia a través de las redes sociales: el futbolista Guti, el tenista David Ferrer, el corredor Paquillo Fernández, el Comité Olímpico Internacional en bloque, la avilesina Alba García. Hasta el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lamentaron la noticia. En Avilés la Alcaldesa, Pilar Varela, se enteró en Madrid del fallecimiento y mostró su pena, que hoy mismo trasladará a la familia.

Yago Lamela subió a lo más alto. Y bajar, cuando las fuerzas físicas dejaron de acompañarle, no fue fácil. Un problema en el tendón de Aquiles se cruzó en su carrera. Él mismo hacía bromas del tren de vida que había conocido, y cómo en una ocasión decidió hacer un regalo a su padre y otro a su novia: un coche a cada uno. Según personas próximas al deportista, en estos últimos años, al margen de las recaídas en el infierno de la depresión, fue cuando más centrado estuvo, cuando más intentó tomar las riendas de su vida, cuando más cerca estuvo de superar la timidez que le atenazó en los años de fama y gloria.

Y es que ser centro de todas las miradas más allá de en la pista deportiva no fue camino de rosas para el avilesino. Él mismo justificaría después, en varias entrevistas, que mantenerse reservado y lejano era la única forma de rescatar pellizcos de intimidad y de centrarse en el deporte. Pero también reconoció que eso le había dado una imagen de presumido y "creído" de la que él renegaba. "Me hubiera gustado haber actuado de otra forma, pero entonces no supe hacerlo y tampoco tuve a nadie que me supiese asesorar", confesó hace unos años. La juventud, tal vez, le jugó una mala pasada. Por eso intentó cambiar su manera de comportarse, intentó abrirse más a la ciudad que aplaudió a rabiar sus éxitos y que, en los últimos años, se había acostumbrado a verle como un vecino más.

No era más que un niño pequeño cuando asombró a su padre con un salto en la arena de la playa de Xagó, tenía 22 años cuando llegó al techo de su carrera. Ayer pasó para siempre a la historia deportiva de Asturias. El próximo 24 de julio habría cumplido los 37.