Algo callado, tímido hasta que coge confianza. O hasta que toca un balón. A Asier Gomes (Oviedo, 1998) también le definen como un chico que sabe escuchar. Cuentan en el vestuario azul que a comienzos de semana el joven comentaba con Castiello que sufría unas molestias después de un entrenamiento. Uno de los pesos pesados de la plantilla escuchó la conversación, se acercó y le recomendó que parase un par de días. Así lo hizo. En el Oviedo son conscientes de que Asier es la apuesta más firme de talento en El Requexón y nadie se libra de cuidar a la nueva perla.
Asier es el señalado por todos como la nueva esperanza de la cantera azul, acostumbrada en los últimos años a exportar talento del que se aprovechan en otros lugares. Las alabanzas hacia el joven siempre han llegado con la boca pequeña: en El Requexón se tiene miedo de que el joven vuele hacia otro equipo. Ofertas no le han faltado. La del Sporting llega cada verano (Pepe Acebal le sigue desde alevines) pero últimamente también han preguntado por él los equipos de más enjundia en el fútbol nacional. La llamada el año pasado de la selección española sub-16 hizo que su nombre empezara a ser subrayado en las libretas de los ojeadores.
"¿Que por qué le llamamos? Básicamente porque es muy bueno". Albert Celades, actual seleccionador español sub-21 y que dirigió a Asier en la sub-16, responde con naturalidad. "Lo seguimos y nos convenció. Primero fueron Luisma (coordinador de las selecciones asturianas) y Dani Amieva (seleccionador regional sub-16) los que nos pusieron sobre la pista. Decidimos seguirle en directo", asegura. Fue en el campeonato de España de regiones. El primer vistazo de la Federación llegó en Zaragoza, en la primera fase. Asier se salió y Ginés Meléndez, coordinador de las categorías inferiores de la selección, lo comprobó en directo. Albert Celades decidió no perderse la segunda fase, disputada en Barcelona.
El siguiente paso fueron las sesiones de entrenamientos en las Rozas. El ensayo funcionó y el ovetense fue convocado con la selección sub-16 a la Copa Presidente de Kazajistán. Participó en los tres partidos, incluida la segunda parte casi íntegra de la final. En la selección, Celades le encontró acomodo en una banda, aunque su posición natural tiende al centro: "Tiene un perfil ofensivo, su posición natural es la media punta aunque se adapta a todas las posiciones de ataque, excepto delantero".
"Es un media punta. Juega muy bien en el espacio por detrás de los pivotes rivales. Recibe fácil entre líneas y puede explotar su mayor virtud: el último pase", interviene Juan Fidalgo, director de El Requexón. "Es creativo, técnico y con capacidad para desequilibrar. Muy interesante", añade Celades.
El Oviedo ha ido cuidando a Asier desde que llegara a El Requexón. Lo hizo en categoría infantil, algunos años después de lo deseado entre los ojeadores del club azul. Hasta esa fecha, jugaba en el Centro Asturiano y Javi Amieva era el coordinador. "Como futbolista era un escándalo, pero también destacaba como chaval. Siempre pendiente de los compañeros, nada egoísta. Los valores que le inculcó su familia", indica Amieva.
Su ciclo en el Centro se amplió hasta el primer año de infantiles. Ahí supo que debía seguir creciendo. El Sporting trató de convencerle. Acebal y Emilio de Dios se desplazaron hasta Oviedo para hablar con la familia. La intervención de Amieva, la insistencia de Fermín -coordinador del fútbol base del Oviedo entonces- y el deseo del chico le llevaron a El Requexón. "Es muy oviedista", le define Amieva: "Llegaba siempre al Centro con la camiseta del Oviedo".
En el Oviedo ha ido quemando etapas. Siempre un paso por delante. Este verano, el club decidió que Asier se entrenaría con los mayores. Cuentan en el club que la decisión fue tomada por Carmelo del Pozo. "Desde la Federación no nos metemos en las políticas de los clubes. Son ellos los que saben qué es mejor para el futbolista", evita Celades el debate sobre lo conveniente o no de quemar etapas en el periodo de formación. Pero en el Oviedo lo tienen claro: durante la temporada Asier jugará con el juvenil de División de Honor.
Con el primer equipo se le ha visto suelto, cómodo en los entrenamientos. Sobre todo cuando se trata de expresarse con una pelota. En los partidillos le ha salido una sombra: Jon Erice es el hombre que está más pendiente de su evolución, de orientarle y aconsejarle en cada momento. Es su apadrinado en el trabajo de campo. "Es algo tímido, callado. Nunca pregunta si tú no inicias la conversación", cuenta uno de sus compañeros. La timidez se elimina cuando toca jugar.
