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Las siete vidas del Sporting

El club rojiblanco arrastra una continua crisis financiera que ha ido regateando desde su fundación, con pequeños remansos de paz - La entidad siempre ha encontrado soluciones imaginativas para salir adelante, en muchas ocasiones con el apoyo institucional

La plantilla del Sporting en rueda de prensa.

Basta echar un rápido vistazo a la centenaria historia del club, para darse cuenta de que la crisis económica es prácticamente el estado natural del Sporting. Con los matices históricos, económicos, sociales y hasta políticos que se quiera, el Sporting ha tenido problemas económicos desde siempre. Tal parece que el club tiene más vidas que un gato, porque siempre ha logrado regatear situaciones de riesgo en las que llegó a estar comprometida su supervivencia y su equipo se ha mantenido siempre en las dos principales categorías del fútbol español, sin caer nunca por debajo de Segunda División.

Habría muchas cosas que discutir sobre la forma en la que se ha gestionado y se sigue gestionando el club, pero lo que no se les puede negar a sus dirigentes es que han tenido imaginación para encontrar soluciones (no todas las ideas se pudieron llevar a puerto, pero muchas sí) y que han sido pioneros en cuestiones que han terminado siendo comunes a otros clubes.

El Sporting, como todos, ha ido llamando a las puertas de las instituciones hasta que se le cerraron. Ayuntamiento y Principado han colaborado con la entidad de distintas formas. Comprando instalaciones (El Molinón y Mareo), comprando las marcas, avalando créditos y hasta invirtiendo en acciones para hacer viable la transformación del club en Sociedad Anónima Deportiva cuando así lo exigió la ley y, de nuevo, estuvo comprometida la viabilidad del Sporting. Así fue, con distintos matices, hasta hace unos años, cuando las puertas de las instituciones se cerraron definitivamente. El Principado incluso canceló el acuerdo publicitario.

El Sporting ha hecho prácticamente de todo para subsistir. La primera gran iniciativa financiera no llegó a término. Con un David Villa emergente y graves problemas para atender el pago de las fichas, el consejo quiso garantizar un crédito bancario con los derechos de un futuro traspaso del Guaje.

Tras vender Mareo al ayuntamiento reservándose una opción de recompra, el Sporting ideó venderle esta opción prioritaria a una promotora inmobiliaria como Gesai. Era una operación compleja que, de nuevo, necesitaba la colaboración política para recalificar los terrenos de la escuela de fútbol, en la que Gesai planeaba construir. A cambio levantaría una nueva ciudad deportiva para los rojiblancos en Vega, donde esta empresa inmobiliaria llegó a suscribir reservas de compra con los vecinos vinculadas a la recalaficación. Al final todo esto se fue al traste, y el Sporting tuvo que recomprarle a Gesai la opción de recompra sobre Mareo, para poder renovarla con el ayuntamiento.

El momento más delicado del club fue el concurso de acreedores instado por la empresa de jardinería Coral Golf, limitó de forma evidente los movimientos del consejo. Fue la etapa más negra. El club tuvo que reducir drásticamente el gasto, se produjo un ere que llegó a afectar a futbolistas como Blin y empleados y se mantuvieron los problemas para pagar las fichas, que constituyeron una deuda postconcursal que agravó la situación.

González de Caldas apareció en plan salvador para avalar un nuevo crédito junto a Fernández y un año después fue de nuevo el gobierno del Principado el que avaló otro préstamo.

El Sporting fue también pionero en España en buscar ayuda en los fondos de inversión. La controvertida entrada de Doyen Group como anunciante en la camiseta dio paso a una relación más profunda. Doyen colaboraría posteriormente con equipos como Getafe, Sevilla o Atlético de Madrid.

El Sporting está de nuevo en una situación complicada, que está lejos de la gravedad de muchas de las que ya ha superado este club a lo largo de su larga historia. El Sporting busca de nuevo financiación, aunque no está siendo fácil encontrarla. Los principales problemas son con Hacienda, que ha endurecido su postura y no acepta nuevos aplazamientos. Mientras intenta desbloquear esta situación, el Sporting busca vías de financiación paralelas. Parece complicado que surja un inversor que invierta en el club. Los esfuerzos se centran en buscar avales para respaldar un crédito con un fondo financiero.

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