El riosano Alberto Suárez (Maratón Oviedo), con un tiempo de 16:51, y la inglesa Floren Villanueva (Universidad de Birmingham), en 19:47 se hicieron con el triunfo en la XXXI "San Silvestre" Ciudad de Oviedo. La prueba estuvo marcada por el estreno de un nuevo recorrido más largo (5.500 metros) que los anteriores y un hecho que por rutinario no deja de sorprender: la altísima participación. Nada menos que cuatro mil corredores con dorsal en la prueba absoluta (decenas sin ellos) y mil en las pruebas para categorías menores despidieron el año a la carrera.

La "San Silvestre" destacó en 2014 por la gran cantidad de "hombres de negro", por la camiseta que la organización entregaba con el dorsal, y que en este caso no tenían la misión de recortar salarios o prestaciones sociales, sino en todo caso sus cronos. Tarea imposible porque sus tiempos no admitían comparación con los de años anteriores debido al inédito recorrido que los más experimentados apuntaban como duro y de un perfil "rompepiernas" similar a la carrera de 10 kilómetros que se celebra por las calles del centro en primavera.

El circuito pasó la prueba con éxito, con dos hitos destacados: el punto negro de la confluencia entre Cervantes e Independencia, con un solo carril habilitado por el tráfico de la zona, provocó embotellamientos importantes en el pelotón más nutrido de populares; y otro situado en la zona del Campillín que daba inicio a una prolongada subida de medio kilómetro que tuvo una influencia decisiva en la prueba masculina, cuando Alberto Suárez e Itamar Sutil (17:23) afrontaban la calle Padre Suárez. Allí el campeón paralímpico de maratón aprovechó un momento de debilidad del atleta asentado en León para irse directo hacia otro triunfo en la ciudad en la que vive. En la carrera femenina, la joven británica, de origen boliviano, Floren Villanueva marcó desde el inicio un ritmo demoledor para las veteranas Esther Álvarez (Maratón Oviedo), y Eva Braña (Centro Asturiano) que son menos competitivas en estas distancias más propias para corredoras jóvenes y explosivas. "No la he visto durante la carrera. Sé que algo le recorté a medida que se acercaba el final", confesaba la lenense Esther Álvarez (20:45) refiriéndose a la británica Villanueva. La pregunta obvia era por qué una joven universitaria inglesa de 21 años competía en Oviedo. Floren lo aclaraba en línea de meta: su pareja desde hace años es un ovetense al que conoció en su país, lo que provocó que se animara a participar con éxito en la carrera asturiana, una sorpresa para todos porque no había referencias.

El que no resultó sorprendente fue Alberto Suárez, un atleta muy querido por todos los corredores que lleva cuatro victorias desde que en 2009 se hiciera con la primera, y que acapara el título mundial, olímpico y récord del mundo de discapacitados visuales en la maratón. Sólo Itamar Sutil le puso en aprietos al menos hasta que a mitad del recorrido perdió fuelle, mientras que Victor González (17:32) un atleta del Piloña habitual del cross fue tercero, y otro atleta del mismo club, Juan Carlos Fernández, se erigió como el mejor veterano.

Oviedo volvió a ser sinónimo de popularidad en detrimento de atletismo de élite, donde antes convivía sin mayores problemas. Un dato que por no le resulta ajeno a la totalidad de las "San Silvestre" asturianas por una razón tan sencilla como polémica: la normativa federativa nacional impide a los atletas becados tomar parte en pruebas que no estén incluidas en el calendario federativo. Esto supone, por ejemplo, que el considerado mejor mediofondista asturiano, el ovetense Carlos Alonso, internacional absoluto y que estaría encantado de correr en su ciudad, se ve privado de disputarle el triunfo a Alberto, que fuera su compañero de entrenamientos, y debe conformarse con el papel de espectador. Un papel que, visto lo visto el miércoles, cada vez es menos frecuente en los carbayones.

Floren Villanueva explicó con acento inglés que el ambiente de la prueba, como correr en España para una británica, era "excitante". Floren conoció en Bristol a su novio, que formaba parte de la Universidad de Birmingham, que cuenta con uno de los equipos más potentes del atletismo inglés universitario y que su apellido Villanueva tan español le viene de su padre, que es boliviano, mientras que su madre es inglesa.

Alberto Suárez confesaba que tenía una táctica desde el principio, que era poner un ritmo fuerte, para no fiarlo todo a su final menos potente. No despegaba a Sutil hasta que oyó que la respiración de Itamar empezaba a entrecortarse coincidiendo con el inicio de la subida : "Pensé que estaba en dificultades, apreté el ritmo, no miré en ningún momento para atrás". ¿El día de año nuevo descanso para saborear el triunfo?. "No. Tengo 16 kilómetros", concluía.