La autoridad con la que el Sporting despachó el partido más duro al que se han enfrentado esta temporada define a un equipo grande. Llevan los de Abelardo varias semanas con un nivel de juego altísimo, al que no le han hecho justicia los resultados de Sabadell o del choque ante el Betis. Ayer sí, el fútbol fue justo. Ganó el mejor equipo, de principio a fin. Desde un Cuéllar con vocación de milagrero a un Dani Ndi que ha hecho un arte de su habilidad para aguantar el balón. Por el medio quedan esa pareja de centrales a los que la categoría se les queda pequeña o ese doble pivote que es un lujo asiático para el fútbol de plata o esa banda izquierda que desarbola rivales por turnos, ahora Jony, ahora Isma y así hasta el infinito. Y con ellos el resto que aportan lo suyo a un equipo que se ha instalado en la excelencia y ha dejado ya de ser la sorpresa de la categoría.

La de ayer no es una victoria cualquiera. El Sporting gana donde nadie más pudo hacerlo, distancia a un rival directo y lanza al resto de aspirantes el mensaje nítido de que los rojiblancos van a pelear hasta el final. El análisis del encuentro de ayer es muy sencillo. Ganó el Sporting porque fue mejor y ni siquiera sus rivales pusieron objeción alguna tras el encuentro.

El partido de ayer era una trampa, una encerrona, en la que no cayó el Sporting, que tuvo el respaldo de dos mil héroes que desafiaron a la carretera y a la cordura para disfrutar de una fiesta rojiblanca. Mientras la nieve se amontonaba en las carreteras de Asturias a León, en Ponferrada mandaba el frío. Intenso, helador. Trapeó ligeramente durante algunos minutos, pero la nieve no fue un problema para el Sporting. Sí lo fue el mal estado del césped, irregular y encharcado. Nada que los de Abelardo no pudieran superar. El Sporting despachó a la Ponferradina con dos goles de colección y dos paradas que agradecer a la divina providencia y a la inspiración del Pichu Cuéllar. El Sporting toma al asalto El Toralín y la cabeza de la clasificación. Los rojiblancos duermen en ascenso. Un sábado de nieves, trae un Sporting de bienes.