Sergio Egea es un tipo metódico. Le gusta tener claro el objetivo al que dirigirse. Hace un par de semanas mostró, a grandes rasgos, su hoja de ruta de la temporada. Habló entonces de que el Oviedo afrontaba tres desafíos gradualmente. Primero, clasificarse para el play-off. Objetivo cumplido. Después, asegurar el primer puesto del grupo. Sólo falta un punto. El tercero es el premio gordo, el ascenso. También el que marcará el éxito o fracaso de una temporada. El fútbol es así de cruel. Pero, por el camino, el argentino también va encontrado otras motivaciones, muros que derribar y récords que conquistar. Así lo entiende y así lo transmite al vestuario.

"El Oviedo siempre busca lo mejor, tiene que buscar la excelencia. Nos motivan muchas cosas: alcanzar veinte partidos sin perder, batir el récord de puntos de la categoría, que Linares se mantenga como máximo goleador de la categoría?", enumera el entrenador. "Buscamos superarnos y ser los mejores", corona.

El sistema de persecución de objetivos que pregona Sergio Egea tiene además un efecto secundario muy importante: no permitirá a sus hombres caer en la relajación. Ése es el principal fantasma del oviedismo en estos momentos, no llegar al play-off con la suficiente tensión competitiva, síntoma inequívoco de lo bien que están saliendo las cosas. De cerrar el primer puesto ante el Tropezón mañana, al Oviedo se le presentarían tres semanas por delante sin demasiada chicha. Una tensa espera de cara al doble enfrentamiento vital de la temporada. Ahí es donde otros objetivos ganan peso.

El discurso de Egea no varía demasiado del pronunciado por Arturo Elías, el jefe, esta semana. La ambición viene impuesta desde México, propiciada por un proyecto con una base sólida, y Egea la recibe con naturalidad. Precisamente ésta ha sido la semana en la que Egea ha recibido el apoyo más claro desde que llegara al banquillo azul. Fue Arturo Elías el que mostró los méritos del argentino: "Tengo que hablarlo con el club pero yo no tendría duda de que merece seguir como entrenador el año que viene". Egea acepta los halagos y responde con cautela: "Para mí es importante no fallar a la gente que me ha dado la oportunidad en el Oviedo. Sé que llegué en julio aquí sin mucho nombre, pero con trabajo y humildad se demuestra que se pueden hacer buenas cosas. Estoy agradecido y espero no fallarle a nadie".

Y continúa con su explicación: "Estoy comprometido con la gente y no quiero fallarle. Arturo Elías y Joaquín del Olmo siempre apostaron por mí. Intentaremos hacer las cosas bien porque el Oviedo se merece lo mejor".

Pero antes de que llegue la persecución de los récords, mucho antes de plantearse qué ocurrirá de cara a la temporada que viene, toca centrarse en la visita del Tropezón. Basta un punto para que la fiesta sea completa. Pero Egea no baja el pistón. Sabe que la fórmula del éxito esta temporada pasa por tratar todos los partidos con la importancia máxima. "Siempre buscamos el triunfo. Hay que respetar al Tropezón, que está luchando en una situación difícil. Nuestro objetivo es ganar, dar buena imagen y que la afición esté contenta", indica el argentino.

Para configurar su once, Egea aún mantiene dudas. En el entrenamiento de esta mañana (en El Requexón y a puerta cerrada) el técnico podrá seguir de cerca la evolución de Jonathan Vila y Héctor Font. Los dos se han ejercitado en las últimas sesiones con sus compañeros pero el entrenador no correrá ningún tipo de riesgo para alinearlos. Sí está decidido que Sergio Sánchez y Nacho López no participen.