Carlos Slim se tomó un descanso tras su llegada a Asturias. Unas tres horas para tomar tierra y recargar pilas después de aterrizar en el aeropuerto tras un largo viaje. El tiempo justo antes de salir, en torno a las 19:30 horas, de paseo por Oviedo. El empresario mexicano tomó el pulso a la ciudad andándola. Y no tuvo problemas en escuchar las peticiones de la gente que le paraba por la calle. Tampoco le importó que una ovetense que los vio , Luisa Prado, se lanzara al encuentro de uno de sus acompañantes, el padre Ángel. Y es que a Carlos Slim la buena señora no le conocía.

Era tiempo de elecciones y allí estuvo un partido ecologista para pedir a Slim que se uniera a sus reivindicaciones. En este caso en favor del pequeño comercio. "Slim, tú que eres influyente, ¿puedes apoyar al pequeño comercio?", le pidieron. En un paseo muy distendido, acompañado por la familia y por gente del club, Slim no se cortó a la hora de hablar con la gente. Tras salir del hotel bajó por Gil de Jaz en una caminata que se prolongó ante la expectación que el personaje despertaba. Una vez superado Gil de Jaz tomó por Uría. La cogió en dirección al parque San Francisco y después atravesó Fruela, donde se mostró muy interesado por el edificio de la Junta de Gobierno del Principado. El punto final fue el Ayuntamiento. "Aquí lo celebramos", sentenció el magnate mexicano en referencia al ascenso a Segunda por el que está luchando el Oviedo.

Hombre curioso, Carlos Slim no se cansó de hacer preguntas sobre todo lo que se encontraba en su camino a los que le hacían de guías. Quería saberlo todo sobre todo lo que se encontraba en el camino. "¿Qué altitud tiene la ciudad?", "¿qué dimensiones tiene el parque San Francisco?", "¿cuál es la historia del edificio de la Junta?" El Padre Ángel fue uno de los que se encargó de explicarle los entresijos de Oviedo, de hablarle de sus mejores rincones y ponerle al día de su historia. A Slim le acompañó un espléndido día soleada que hizo el paseo aún más agradable.

Todo ello provocó que "El ingeniero" no tuviera más que buenas palabras para la ciudad de cuyo club de fútbol es el principal accionista. "La ciudad es muy bonita", sentenció. Y advertido de que no es habitual que en estas tierras el cielo esté tan despejado como ayer, recoció que había tenido suerte. "El día nos cogió muy bueno", comentó. También tuvo buenas palabras para la gente que se encontró por la calle y que no dejó de pararle en muchos casos para darle las gracias por la ayuda que está prestando al Oviedo. "La gente es estupenda", dijo durante su paseo.

Un buen paseo que les abrió el apetito. Y para matar el hambre fueron al restaurante que en su día ocupó la tienda "La más barata", curioso lugar para uno de los hombres más ricos del mundo. Y con el estómago lleno, y en compañía del empresario astur-mexicano Juan Antonio Pérez Simón, llegó el momento de rematar un día pasando por uno de los santuarios del Oviedo, el pub "El Desván", donde Carlos Slim y Arturo Elías se fundieron con una fiel afición que vive en una nube.