-¿Están más fuertes que nunca?
-El ritmo de puntuación es el mejor. Eso, aunado a las sensaciones del equipo, indica que estamos muy bien. Nunca sabes si lo mejorarás o no, pero estamos con una inercia importante, una mentalidad ganadora y una ambición espectacular. Tenemos muchas cosas que decir todavía. Llevamos preparándonos durante 42 jornadas para estar, ahora, al máximo nivel. Estoy seguro que, en un posible play-off, nadie quiere al Sporting como rival. Eso define nuestro potencial.
-El sportinguismo asume que si se no logra el ascenso, será traspasado. ¿Usted cree que será así?
-Llevo dos o tres años viviendo una situación similar. Parece vox populi que me pueda ir. No es algo que me descentre. Los últimos dos veranos, e incluso en el mercado invernal, ya me hacían la foto con las maletas. Estoy feliz y agradecido en Gijón. No me lo planteo. Tampoco es el momento.
- La gente valora mucho su apuesta por seguir en Gijón cuando en diciembre hubo una oferta en firme por usted.
-Era una oportunidad importante para mi carrera, por una buena cantidad de dinero, y ese quizá fue el momento más cercano de irme. Se desestimó porque me sentía aquí muy valorado y porque mi apuesta era por el Sporting este año. Qué menos podía hacer que seguir apostando por los que en su día lo hicieron por mí, además, en el peor momento. No me arrepiento, para nada, al contrario. Estoy feliz por la decisión de seguir en Gijón.
-¿No descarta continuar en caso de seguir en Segunda?
-Tengo contrato, estoy contento porque estoy consiguiendo los objetivos que me fijé, y cambiar por cambiar, cuando tienes una estabilidad? No lo deseché el primer año, y ahora tampoco descarto seguir.
-¿Ha sido la temporada en la que más ha crecido deportivamente?
-Posiblemente sí. Todas las temporadas te ayudan, pero ésta ha sido la más importante por regularidad, por la confianza de tener muchos minutos en un puesto delicado como el de central. Hemos conseguido todo de la mano del colectivo, y se han configurado muchas cosas que han hecho que cada uno brille en su posición. Además, he madurado en otros aspectos. La edad joven del vestuario te hace madurar a pasos agigantados. Todos hemos crecido. Eso, unido a que hubo una persona depositó toda la confianza en mí y me ha enseñado todo lo que he podido absorber, como el míster (Abelardo), ha sido clave.
