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Egea, de gestor a estratega

Alabado durante la temporada por su dirección del grupo, el técnico del Oviedo sale reforzado de la eliminatoria ante el Cádiz por su lectura de los partidos

Sergio Egea siempre se ha sentido cómodo con el apelativo de "gestor". Lo que podría suponer un menosprecio para otros, para el argentino se convirtió en un halago. Él mismo acogió con gusto la definición. El problema con reducir las cosas a un adjetivo es que corres el riesgo de simplificarlas. Definir a un entrenador como gestor puede hacer pensar que el técnico no es una eminencia en asuntos tácticos, que lo suyo tiene más que ver con un buen trato de los recursos humanos. Alguna vez se ha usado una definición similar para criticar a técnicos de la élite como Ancelotti o Del Bosque. Por eso, la eliminatoria ante el Cádiz era tan importante para Egea.

Enfrente estaba Claudio Barragán, uno de esos entrenadores de titulares para la prensa. Animado y con mensaje directo. Nada que ver con Egea, de discurso monótono y repetitivo ante los medios. Dos estilos antagónicos. Muchos señalaban como ventaja del Cádiz la capacidad de Claudio para leer las eliminatorias. Lo había demostrado con la Ponferradina. Con Egea se mantenía ciertas dudas. Por eso era tan importante para él.

Pero además la eliminatoria suponía un punto de inflexión en su carrera. "Llegué sin mucho nombre pero lo mediático no siempre es lo correcto", comentó a modo reivindicativo en la rueda de prensa posterior al partido. Unas reflexiones que ya había ido lanzando a lo largo de la temporada en pequeñas dosis, cucharada a cucharada. Sergio Egea está en el Oviedo porque a Arturo Elías se le metió entre ceja y ceja que debía ser él. "Después de aquel largo casting me ofrecieron una oportunidad única", reflexionaba el técnico en el Carranza. Y usaba esa palabra, "casting", que tan poco gusta en el club para recordar lo ocurrido el verano pasado, culebrón "Profe" Cruz incluido. Pero Egea lo sintió así y no le supuso ningún problema reconocerlo. Lo que para otros supondría una pega, él lo convirtió en una oportunidad. La oportunidad de regresar al primer plano.

Porque el argentino llegó al Oviedo procedente del Eldense, de la Tercera División. Y con todos los respetos para el conjunto alicantino pocos hubieran imaginado que un entrenador del Eldense podría dirigir la nave más lujosa de Segunda B, el Oviedo de Carlos Slim. Egea encaró la misión con energía. "Me gustan los retos", clamó en su presentación. Hacía tiempo que había desaparecido del primer plano como técnico principal. Desde finales de los 90. Después había mutado en un buen segundo, en el hombre en la sombra de Hugo Sánchez. El verdadero entrenador de la pareja, para algunos. El Carranza era su reválida.

Tras el duelo del Tartiere el pulso de entrenadores arrojaba tablas. Daba la impresión de que Claudio había sido más estudioso y que lo había demostrado en la primera mitad. Entre otros méritos, el Cádiz había logrado desconectar a Font. Egea reaccionó tras el descanso y Sergio García y Cervero le cambiaron el aspecto al partido. Empate en el campo y en los banquillos.

La vuelta desequilibró la balanza. Egea sorprendió de inicio con Generelo en el césped. Ganaba en experiencia y tablas pero era una decisión arriesgada teniendo en cuenta los problemas físicos del centrocampista en la segunda vuelta. Fue un acierto mayúsculo. Igual que el planteamiento. El Oviedo salió con decisión a por el partido. Nadie falló en la cita más importante. Dio la impresión de que todos los jugadores habían sido fichados para ese día. Tampoco falló Egea, gestor de egos, estratega en los momentos que la temporada necesitaba un impulso. Uno de los grandes ganadores de la promoción decisiva.

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