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EL SPORTING YA ESTÁ EN PRIMERA

El séptimo ascenso, el más necesario

El Sporting de los guajes, el único equipo europeo sin fichajes, responde a los impagos, la crisis institucional y la posible venta del club con un ascenso

Ramón de Santiago y Javier Fernández, durante una junta de accionistas. ÁNGEL GONZÁLEZ

"El objetivo tiene que ser distinto. No me estoy curando en salud. Es la realidad que tenemos". 22 de agosto de 2014. Abelardo afronta el primer partido de la temporada. El Sporting, el único equipo del fútbol profesional europeo que no ha realizado fichajes, prepara la visita al Numancia. El ascenso que se rozó tan sólo unos meses antes queda desterrado. Faltan 35 goles, llamados Scepovic y Lekic, que han salido por la puerta. El Pitu se rodea de la segunda plantilla más joven de la categoría, con un montón de debutantes procedentes del filial. Son los elegidos para defender el orgullo de un escudo más que centenario. La permanencia se valora como la meta más factible. El éxito para el técnico gijonés es "que el equipo sea intenso y corra. Es innegociable". Así se abre la primera página del séptimo ascenso.

"A este equipo hay que darle tiempo", pedía Abelardo para arrojar luz sobre uno de los agostos más oscuros en Gijón. El sportinguismo acababa de conocer que se quedaba sin su máximo goleador y que la Liga castiga a quedarse sin recambio por incumplirse los pagos a Hacienda. Otra vez la alarma roja por la delicada situación económica. Se estrenaba la temporada de la transición, la de reordenarlo todo. Y el Pitu lo ordenó. "Seremos competitivos", prometía el técnico antes de despachar a los primeros veinte rivales sin ninguna derrota en el balance. El primer récord para la historia. Y mientras, en los despachos, Javier Fernández sortea la crisis económica de la entidad con reuniones para traspasar el paquete accionarial e incluso un preacuerdo de venta.

Con más impagos, denuncias y con los jugadores sin cobrar en enero, la segunda vuelta trajo más alegrías. Se mejoró la puntuación de la primera mitad de curso. Los guajes volaban. Mareo volvía al rescate, como siempre, como nunca en los últimos años. Y entonces llegó el séptimo ascenso, el más necesario.

Quini, "pichichi" y testigo de los últimos cuatro regresos a la élite

Seis veces logró el ascenso el Sporting a la máxima categoría del fútbol español. Las cinco primeras, como campeón de la categoría de plata. Sión, Tamayo, Calleja, Sansón, Gundemaro... Los de Amadeo Sánchez mostraron el camino el 2 de abril de 1944, la fecha en la que el Sporting certificó su presencia por primera vez en Primera División. Cuno Felgueroso, presidente de la entidad, sabía que lo sucedido la campaña anterior, en la que el equipo se había quedado a las puertas del objetivo en el Metropolitano, tenía un significado. Y 39 años después de la fundación del club, el conjunto rojiblanco recorrió la plaza de los Mártires, Álvarez Garaya y la plaza del Carmen a bordo de un autobús descubierto. El Sporting se hacía grande.

La alegría duró cinco años, el tiempo que se tardó en regresar a Segunda División, donde Amadeo Sánchez volvería a aparecer en el banquillo gijonés para renovar la hazaña. El "entrenadorín" guió al equipo hacia un nuevo ascenso, el segundo, en la temporada 1950-51. Prendes, con 30 goles; Campos, con 27, y Cholo Dindurra, con 12, fueron los grandes protagonistas sobre el terreno de juego. La presencia en la élite duró dos años, costaba hacerse con un sitio. Tocaba esperar, volver a intentarlo. El Sporting, a la lucha, batalla sin cesar.

Y el tercero no se hizo esperar tanto. Llegó en la campaña 1956-57, la del inolvidable Jesús Barrio, la que desembocó en el Matagigantes. El Sporting batió todos los registros goleadores de la época y fue campeón a lo grande. 46 tantos tuvieron un nombre, el del valenciano Ricardo Alós, que tan sólo necesitó de 34 jornadas. Sus cifras hicieron historia. Vuelta al cielo para regresar dos años después al purgatorio. Época dura. Las dificultades financieras pasaron factura y se abría una etapa de sufrimiento.

Y si se habla de goles, Carriega y su temible ataque fueron los encargados de poner fin, en la 1969-70, a once años de presencia consecutiva en la categoría de plata. Con Herrero II, Quini, Marañón, Tati Valdés y Churruca todo era más fácil. La temible delantera rojiblanca arrasó por los campos de España y selló un ascenso en el que el conjunto rojiblanco volvió a mirar a sus rivales desde lo más alto de la tabla. Quini, "Pichichi", con 24 dianas. Cuarto ascenso, el primero del Brujo. Conviene llevar la cuenta.

El quinto ascenso, el breve, cimentó el mejor Sporting de la historia rojiblanca. Vicente Miera trazó, en la campaña 1976-77 las líneas maestras de un equipo que acabaría deslumbrando en Primera, rozando una Liga y dos Copas del Rey. Veteranos como Tati Valdés y Ciriaco, junto a jóvenes como Maceda, Joaquín o Ferrero. Una mezcla explosiva que dio el título en Segunda sólo un año después de haber abandonado la máxima categoría. Miera se había hecho cargo del rápido y feliz retorno, y cambió la capital del Principado por la de la Costa Verde. El técnico llegó a Gijón con el respaldo de una directiva que le prometió no desmantelar la plantilla, que contaba con los internacionales Churruca y Quini, pretendidos por varios equipos. Y la campaña volvió a coronar, entre otros, a Quini, "pichichi" con 27 goles. Otro regreso para el Brujo, y van dos.

La época dorada del Sporting se fue apagando hasta entrar en la mayor de las oscuridades. La misma que se resume en un descenso, el de la 1997-98, con sólo 13 puntos en el casillero. Se abrió una década en el desierto de Segunda, donde Manolo Preciado encontró el oasis. El ascenso de la 2007-08, el de la ilusión, el de tantos jóvenes que abrazaron con el cántabro el sportinguismo. Lo cierto es que ni jóvenes ni veteranos se esperaban tal desenlace. Fue el primer regreso a la máxima categoría sin ser campeón. El Sporting terminó tercero, y con sufrimiento. Castellón en el recuerdo, en la penúltima jornada, con la Santina en Vitoria para echar un cable. Dedicado a Quini, delegado en la grada, por problemas de salud. El Brujo se apuntaba otro, el tercero. Todavía le queda un cuarto.

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