El ascenso del Sporting a Primera División tiene un evidente importancia deportiva, pero también es trascendental a nivel económico. Javier Fernández siempre ha asegurado que trabaja para que el club tuviera viabilidad en Segunda División, aunque nunca ocultó que el ascenso supondría un importante balón de oxígeno. En el plano estrictamente deportivo, Javier Fernández ha recibido dos grandes noticias en los últimos meses. Primero fue la aprobación del Real Decreto-Ley para la venta colectiva de los derechos televisivos del fútbol, que entrará en vigor en la temporada 2016-17 y que conlleva aparejada una nueva vía de financiación a través de la Liga de Fútbol Profesional. El Sporting optará ahora al crédito-Tebas como equipo de Primera División. A esto hay que unir el aumento de los ingresos que trae consigo el ascenso de categoría, que se podría tasar entre 32 y 35 millones de euros.

Hace siete años el Sporting desaprovechó su oportunidad. Se mantuvo durante cuatro temporadas en la máxima categoría, pero no logró sanear sus cuentas, aunque sí reducir sensiblemente la deuda concursal. La mala gestión de los dos últimos años en Primera abrió un nuevo agujero, que aumentó tras el descanso.

Javier Fernández, que ha analizado al detalle lo sucedido en aquellas temporadas, tiene ante sí el reto de no repetir los mismos errores. El Sporting regresa a Primera con una deuda que ronda los 38 millones de euros, incluyendo el dinero que se les debe a los futbolistas y la deuda vencida con Hacienda (en torno a siete millones de euros).

Lo que apenas varía son los gastos. El único aumento significativo es el coste de la plantilla de futbolistas, ya que prácticamente todos tienen una cláusula en sus contratos por la que duplican el salario en caso de ascenso.

A la espera de determinar el nuevo presupuesto que elabora el club y de conocer los detalles, como la partida destinada al gasto deportivo, el club tiene la expectativa de reducir en torno a quince millones de deuda en este primer curso.