El capitán del Real Madrid durante las últimas cinco temporadas, Iker Casillas, ha puesto punto y final a su trayectoria como merengue con 19 títulos a la espalda para emprender un nuevo futuro en Oporto, en el norte de Portugal y en la tierra donde el técnico José Mourinho empezó a construir su leyenda en los banquillos con la consecución de dos ligas consecutivas, una Liga de Campeones y una Copa de la UEFA (ahora conocida como 'UEFA Europa League').

Casillas busca a sus 34 primaveras aire nuevo a más de 500 kilómetros de distancia del lugar dónde se crió como futbolista y un remanso de paz tras tres años de continuo desgaste con la grada, provocado por las tensiones originadas con José Mourinho, y con el presidente Florentino Pérez, cuya sintonía se fue perdiendo con el paso de los años.

A pesar de los continuos abucheos del público del Santiago Bernabéu, auspiciados por el declive en su rendimiento, el de Móstoles había confirmado por activa y por pasiva a lo largo de la última temporada su intención de cumplir la duración de su contrato. El manifiesto interés del Real Madrid en David de Gea y la insostenible situación -- a pesar de mantener su condición de leyenda viva del madridismo -- han propiciado que Casillas vea con buenos ojos la opción de continuar su etapa como futbolista en Oporto.

Allí, en su intento de resurgir de sus propias cenizas tras un rendimiento irregular en los últimos años, se reencontrará con el fantasma de José Mourinho, un ídolo en Do Dragao por su habilidad para conducir a los dragones hasta la final de la 'Champions League' en 2004. En cada partido de local verá la imagen de 'Special One', pues su rostro aparece junto a diferentes entrenadores y futbolistas de la historia del Oporto en las paredes del túnel de vestuarios que conduce hasta el terreno de juego. La sombra le persigue.

El origen de la polémica

La llegada del técnico portugués, que venía de lograr el triplete con el Inter, a Chamartín marca un antes y un después en la trayectoria profesional del guardameta. En su primer año en la dirección técnica, Casillas se gana por antigüedad el brazalete de capitán -- tras las marchas de dos emblemas como Raúl González y José María Gutiérrez 'Guti' -- meses después de hacer historia levantando en Johannesburgo el Mundial con España.

Ambos, amparados con una vitola especial por lo conseguido recientemente, se quedan esa misma temporada a cuatro puntos del campeonato de Liga que acaba revistiendo las vitrinas del FC Barcelona, un rival con el que se empezaron a sembrar los primeros odios que acabarían por romper la relación entre Mourinho y Casillas.

Ni la conocida 'Liga de los récords' un año después bastó para poner tregua a un deteriorado vínculo que encuentra como origen unas filtraciones desde el vestuario a la prensa en la previa de un 'Clásico'. Mourinho buscó a la "rata" -- término empleado según desveló el exmadridista Jerzy Dudek en su biografía -- y acabó por culpar al de Móstoles. Desde entonces, y tras la llamada de Casillas a Xavi Hernández para calmar las aguas entre merengues y azulgranas, 'Mou' pone la cruz a un Iker que acaba relegado al banquillo.

"A mí me gusta más Diego López como portero que Iker Casillas. Es simple. No es ninguna decisión personal. Me gusta un portero que juega bien con los pies, que domina el espacio aéreo y que es un fenómeno entre los palos", explicó, en términos deportivos, su decisión en mayo de 2013 minusvalorando las condiciones del internacional español.

Refuerzo de lujo para la necesidad

La llegada de Casillas al Oporto, cinco años después de provocar que España fuera campeona del mundo con una parada salvadora frente a Arjen Robben, es un fichaje de categoría que responde a la urgente necesidad que tiene la entidad presidida por Pinto da Costa de poner fin al reinado del Benfica en Portugal, campeón de la Liga durante las dos últimas temporadas, y de establecer una continuidad exitosa en sus participaciones en la Liga de Campeones.

El mostoleño recuperará el cariño que en los últimos años no ha sentido del cuerpo técnico del Real Madrid en la figura de Julen Lopetegui, con el que compartió entrenamientos durante la etapa del exfutbolista como responsable técnico de las categorías inferiores en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

Así las cosas el movimiento contrasta con la habitual política de fichajes que ejecuta el presidente Pinto da Costa, más interesado en descubrir jóvenes promesas sudamericanas para explotar luego su rendimiento en términos financieros. Más allá del componente deportivo, el fichaje del internacional español representa un importante esfuerzo del Oporto para poner al club y a la ciudad en el mapa de los derechos de televisión y de las ventas en términos de marketing.