A principios de la década de los 90 del siglo pasado comenzó a escribirse una parte de la historia del Descenso Internacional del Sella con la puesta en marcha de un novedoso sistema de cepos, cuyo ideólogo fue el riosellano Miguel Ángel Pérez Aller, vecino de Camangu, entonces miembro del Comité Organizador del Descenso Internacional del Sella. Aquel invento -bautizado salida "tipo Sella", o sea, en tierra- marcó un antes y un después en la prueba, siendo utilizado, posteriormente, en otras competiciones piragüisticas.

Hasta 38 técnicos de salida se llegaron a registrar en el año 1995, cuando había más de un millar de embarcaciones en la prueba sellera. Ayer, sin ir más lejos, en la septuagésima novena edición fueron necesarios 30 técnicos -entre ellos dos mujeres, Eva García García y Susi Peruyero Blanco, quienes llevan más de dos décadas encargadas de esos menesteres-, bajo la coordinación de José Luis Antuña . Se citan apenas media hora antes del inicio de la prueba a pie de río, con su camiseta identificativa.

La responsabilidad de ese grupo de personas es máxima, con la mirada puesta en el semáforo que indica el momento en el que tienen que abrir los cepos para que las palas queden libres y los palistas corran por el "lleráu" hasta montarse en sus respectivas embarcaciones. En los primeros años de aplicación del operativo, uno de los encargados del primer tramo -donde están los cabeza de serie- fue el corverano José Seguín; después "Vitín" Peruyero, y ahora se responsabiliza de ello Paco Bonilla.