A la tercera, y después de darle muchas vueltas, el Barcelona domó al león. El golazo de Suárez justificó el buen partido del equipo azulgrana, que por fin se pareció al reciente tricampeón: gobernó el juego con su sello de calidad, arropó perfectamente a Bravo y atacó lo suficiente para despejar las dudas de última hora. Iraizoz volvió a estar tan inspirado que hasta le paró un penalti a Messi. Luis Enrique se marchó feliz al comprobar que ha ganado un defensa para la causa, Vermaelen, y preocupado por los problemas físicos de Alves y Busquets. Pero la lesión del brasileño incluso tuvo una parte positiva, ya que sirvió para reivindicar a un magnífico Sergi Roberto.
En realidad, el guión del partido no se alejó mucho de la ida de la Supercopa: control barcelonista frente a presión bilbaína en todas las zonas. Pero esta vez, ni Bravo ni sus compañeros dieron opción a las travesuras de los cachorros ni al gatillo de Aduriz. Además, la vuelta de Jordi Alba descongestionó el ataque azulgrana por la izquierda, donde Rafinha ejerció más de acompañante que de ejecutor. El Athletic aguantó bien hasta que Elustondo se pasó de frenada con Suárez y cometió un penalti a mayor gloria de Iraizoz, que desvió el disparo ajustado de Messi.
El portero bilbaíno también replicó un remate de Suárez, tras la primera muestra de lo que Sergi Roberto puede ofrecer en el lateral. Pero el uruguayo siempre llama dos veces y, a los nueve minutos del segundo tiempo, coronó una jugada del más genuino aroma barcelonista. Rakitic envió un balón para la entrada de Jordi Alba por el costado izquierdo y el lateral, tras un control exquisito, centró para que Suárez mostrase su perfil más contundente.
Con la ventaja y el Athletic obligado a arriesgar, el Barcelona jugó más cómodo. Sergi Roberto, con la confianza por las nubes, siguió dictando una lección de lateral moderno. Además de cerrar muy bien su banda, el chaval fue el azulgrana que aportó más profundidad, como en una llegada al área que finalizó con un trallazo que rozó el larguero. La solidez del Barça se resquebrajó ligeramente con una nueva lesión, en este caso de Busquets, que obligó a Mascherano a pasar al centro del campo.
En el tramo final llegaron un par de despistes del Barça, pero ni Susaseta ni Ibai fueron capaces de poner en apuros a un sobrio Claudio Bravo. El arreón final del Athletic estiró las líneas locales y dio oportunidad, por fin, de ver una jugada "made in Messi". El argentino se plantó en el área tras una arrancada con tanta potencia como clase, pero con una finalización que no estuvo a la altura. Su remate acabó mansamente en los guantes de Iraizoz, como casi todos los de este triple reto vasco-catalán.
