Javi Hernanz regresó ayer a Asturias con el pasaporte olímpico, el gran objetivo de la temporada e incluso de muchas temporadas. Lejos queda su debut en los Juegos de Atenas, 2004, y aún no han cerrado del todo las cicatrices de su exclusión de Pekín-2008 y Londres-2012. Ahora el parragués, con sus compañeros Rodrigo Germade, Óscar Carrera e Íñigo Peña, ha devuelto al K-4 español a una cita mítica desde la época de Herminio Menéndez. Logrado lo más difícil, pillar una de las siete plazas en juego en el Mundial, Hernanz afronta el año que queda hasta los Juegos de Río con la tranquilidad del deber cumplido y la confianza en un barco que aspira a todo.

Ayer, durante la escala en Madrid antes de volar a Asturias, Hernanz estaba tan satisfecho como cansado. El parragués ya sabía que la cita de Milán iba a ser dura, pero una serie de circunstancias la convirtieron en agotadora. "Teníamos mucha presión porque España lleva casi veinte años sin clasificar una K-4 para los Juegos. Además, algunos detalles de la competición lo complicaron aún más. El jueves vimos que Hungría nos quitaba la plaza directa para la final. Nos dejamos ir un poco, se nos coló Australia y eso nos llevó a una semifinal complicadísima".

Tanto que la K-4 de una potencia como Alemania se quedó fuera de la final y, por tanto, de los Juegos Olímpicos. "Todo esto nos generó tantas dudas y tanta tensión que tuvimos que exprimirnos en la semifinal. Además, la regata fue a última hora de la tarde y la final el domingo por la mañana. Se notó porque hicimos un tiempo de 2-59 cuando nosotros andamos normalmente en 2.47 o 2-48. Hasta el 800 estuvimos terceros o cuartos, pero no pudimos aguantar. A otros de nuestra semifinal les pasó lo mismo y Rusia se quedó fuera".

Hernanz considera que por todo eso el K-4 español no añadió una medalla mundialista a la clasificación olímpica, además del viento en contra que sopló el domingo. "El nuestro es un barco ligero, que vuela con el viento a favor, pero en la final benefició a los palistas más pesados". En todo caso, el palista asturiano destacaba ayer la tranquilidad con la que podrán trabajar durante el próximo años, centrados únicamente en la cita olímpica de Río de Janeiro.

"En los tres últimos ciclos olímpicos habíamos conseguido la clasificación en mayo del mismo año", destaca Hernanz, que se quedó fuera del equipo de Pekín y Londres por el ajuste de las plazas para cada continente. El entrenador del K-4, Luis Brasero, ha concedido tres semanas de vacaciones a sus palistas, que a partir de finales de septiembre empezarán la planificación para llegar en las mejores condiciones a Brasil. España tiene asegurada la plaza del K-4 en Río, pero su composición podría variar hasta el último momento.

"Según el criterio de la federación, salvo lesión o un descenso acusado del rendimiento de alguno de los palistas, el equipo no se toca", destaca Hernanz, que se reafirma en la impresión que tenía antes del mundial. "En los Juegos va a ser más factible estar cerca del podio que en Milán. En el mundial había trece o catorce barcos con posibilidades de medalla y en Río seremos siete u ocho. Además, nuestro K-4 ha demostrado en los últimos años que sabe responder a la hora de la competición, así que iremos a por todas".