El ciclista cántabro, ya retirado y tres veces campeón del mundo, Óscar Freire, fue ayer un aficionado más que quiso aprovechar el excelente día de sol para subir con su bicicleta hasta las curvas de La Caballar para disfrutar con uno de los finales de etapa más esperados de esta Vuelta y comprobar en primera persona la dificultad de este recorrido inédito.

Freire acudió en bicicleta con un grupo de aficionados de la comunidad vecina y fue tajante a la hora de definir las características de la subida a Sotres. "Es una subida muy dura, especialmente en sus últimos kilómetros", comentó un Freire, mientras todavía cogía aire tras recordar viejos tiempos, aunque esta vez, sin la presión competitiva que abandonó hace tres años.

Respecto a los pronósticos, el que fuera además en otra ocasión tercero en el Campeonato del Mundo, quiso hacer su propia quiniela, si bien finalmente no se cumpliría. "Veo a Fabio Aru muy fuerte, así que no descarto que gane la etapa", declaró a la vez que no ocultó su preferencia por los ciclistas españoles, por lo que fue uno más de los aficionados que vibró con la victoria de Purito Rodríguez, entretanto que posó para innumerables fotos con seguidores que no olvidan sus gloriosos triunfos.

Otro que se ganó el cariño de los aficionados fue Alejandro Valverde, que aunque ayer no tuvo su mejor día, tan sólo perdió unos segundos respecto al ganador, si bien llegó con suficientes fuerzas para atender las muestras de cariño y las inquietudes de sus seguidores en la meta. "Ha sido una etapa facililla", respondió con sorna ante la pregunta de un seguidor sobre la dureza de la subida a Sotres para luego matizar ya con más seriedad. "La de Andorra y ésta son etapas con dificultades particulares y distintas", apuntó antes de señalar que sus sensaciones "fueron bastante buenas, pero lo que me ha faltado es un poco de velocidad, especialmente al final".