Recostada a 400 metros del final de la etapa reina de la Vuelta a España se encuentra la furgoneta "Bocatas". Una iniciativa que, desde hace cinco años, recorre la Península a la par que la carrera. Miguel Ángel Gutiérrez y su hijo Viti son pilotos de un vehículo que alimenta a los miles de aficionados que se dan cita en las carreteras para seguir la prueba.

La idea nació para apoyar a las categorías inferiores del ciclismo asturiano, pero tras presenciar una etapa de la Vuelta, Miguel Ángel Gutiérrez se dio cuenta de que había un filón por explotar. Tras ponerse en contacto con Javier Guillén, director de la Vuelta Ciclista a España, los asturianos consiguieron los permisos necesarios para instalarse en los metros cercanos a la línea de meta de todas las etapas.

Durante tantos kilómetros de carrera surgen muchas experiencias. Miguel Ángel Gutiérrez califica a todo el equipo de organización "como una familia" y destaca la solidaridad entre unos y otros. "El año pasado, en Los Ancares nos quedamos sin combustible en la línea de meta, pero no hubo problema para que nos ayudaran", apunta. A lo largo de la jornada es común encontrar a la Guardia Civil o a la Policía Nacional consumiendo en la furgoneta.

La relación con algunos de los corredores también es fluida. Los asturianos Samuel Sánchez -que se retiró en la presente edición- y Dani Navarro siempre los saludan. Con Nairo Quintana también guardan un buen trato después de un casual encuentro en la pasada temporada. "Nos cruzamos con él en la carretera y nos empezó a hacer gestos llevándose la mano a la boca, como si estuviera pidiendo un bocadillo; varios kilómetros más tarde coincidimos en una gasolinera y nos comenzamos a reir porque pensaba que lo estábamos persiguiendo para darle el bocadillo", rememora Gutiérrez.

Los dos integrantes de la furgoneta se muestran contentos por acompañar al pelotón en la carrera, pero destacan el cansancio que supone. "Al acabar una etapa tenemos que seguir por carretera hasta el siguiente punto y a veces son muchos kilómetros", apunta Viti. Su padre añade que "en algunas ocasiones no sabemos en qué día vivimos". La llegada de la carrera a Asturias, contando además con una jornada de descanso, permitirá a esta pareja retomar fuerzas para el tramo final de la Vuelta.

El clima es un elemento importante para captar clientela. En el día de ayer no pararon de dispensar refrescos y bocadillos durante toda la jornada. Sin embargo, en los días fríos los cafés son los productos más requeridos. "Este año, cuando la carrera llegó a Andorra, vendimos más de 400 cafés", relata Miguel Ángel Gutiérrez. Durante una etapa de montaña, como la presenciada ayer con final en la Ermita de Alba, la cifra de bocadillos sobrepasa el centenar.

Los planes de la furgoneta "Bocatas" no terminan aquí. Cuando finalice la Vuelta, Miguel Ángel Gutiérrez retornará a las competiciones de categorías inferiores, esperando la próxima edición de la ronda española. Sin embargo, los bocadillos asturianos pueden llegar también al Tour de Francia en el próximo año. Miguel Ángel Gutiérrez confirma que se encuentran en conversaciones con la organización de la carrera francesa para que en la próxima edición puedan realizar su trabajo de una manera similar a como lo hacen en España. Será el siguiente paso para internacionalizar una iniciativa que ya se ha ganado sus adeptos en buena parte del pelotón y de los aficionados locales.