El presidente de la Federación Asturiana de Fútbol, Maximino Martínez, solo se quedó con una espina clavada tras el España-Eslovaquia del sábado en el Carlos Tartiere: las, aproximadamente, cinco mil entradas que se quedaron sin vender. El aforo para el partido quedó reducido a 28.000 localidades por razones de seguridad y la asistencia, a falta de la confirmación oficial, rondó los 23.000 espectadores

A la hora de buscar explicaciones, Martínez elige, sobre todo, la fecha: "Por un lado, que coincidiese con un puente. Los socios del Sporting y del Oviedo acaban de pagar los abonos de la temporada, además de la reciente visita del Madrid a El Molinón. Incluso los gastos del comienzo de curso. Hay muchas familias que lo están pasando mal y que no pudieron ir al fútbol". Maximino Martínez aclaró que se abrieron las taquillas el sábado, "pero no se vendió lo que esperábamos".

Por lo demás, todo positivo. Sobre todo después de los apuros que pasó durante el verano a cuenta del estado del terreno de juego. "Al final la gente disfrutó. El césped estuvo bien el sábado, estuvo bien el domingo y estará bien mañana para el partido de Copa. Lo que hay que hacer ahora es seguir cuidándolo para que el Oviedo tenga un terreno en condiciones".

Estas buenas sensaciones fueron refrendadas por Ángel María Villar durante la comida oficial. "El presidente marchó encantado y con él siempre tendremos la puerta abierta. La próxima vez tocará en Gijón, con un campo estupendo y un terreno de juego estupendo, pero habrá que esperar un poco". Maximino Martínez declinó opinar sobre los pitos a Gerard Piqué.