En la película "Asesinato en el Orient Express", basada en la novela de Agatha Christie, el detective belga Hércules Poirot viaja en el famoso tren después de haber resuelto uno de sus casos en Mesopotamia, pero una tremenda tormenta de nieve en los Balcanes obliga al tren a detenerse. A la mañana siguiente, el millonario Samuel Edward aparece muerto en su cabina cosido a puñaladas. La misionera sueca Greta Ohlsson, una de las pasajeras, lo tiene muy claro: "La nieve es deseo de Dios, y todo lo hace por nuestro bien". Gracias a la nieve, Poirot tendrá tiempo para hacer sus investigaciones y descubrir al asesino. Si todas las tormentas de nieve, todos los terremotos, todos los accidentes, todas las desgracias fueran deseo de Dios y todo sucediera por nuestro bien, el mundo sería un lugar teológicamente agradable pero también un lugar tan mal hecho que, como dice Alan Alda en "Todos dicen `I Love You´", la gente debería unirse y presentar una demanda contra Dios.
Messi estará dos meses de baja, y no me trago el discurso de los misioneros que dicen que esta tormenta de nieve en el Barça es deseo del dios del fútbol y que en el fondo será bueno para el Barça. Y una mierda. ¿Dos meses de descanso nos permitirán disponer de un Messi más fresco para el partido en el Bernabéu y para los momentos importantes de la temporada? Y una porra. ¿El terremoto de lesiones que sacude al Barça es bueno para el espíritu del equipo y bla, bla, bla? Ni hablar. El emperador Augusto presumía de que su ropa se elaboraba en su propia casa, y eso que en Roma no faltaban el lino más fino y las más lujosas sedas. Los culés estamos orgullosos de que los pilares de la mejor época del Barça de la historia se elaboran en casa, por eso sentimos las lesiones de Rafinha y de Messi, o el adiós de Xavi y el traspaso de Pedrito, como si fueran más nuestras. Van a ser dos meses muy largos. La tormenta de nieve dio tiempo para que Poirot pudiera poner en marcha sus células grises entrevistando a los sospechosos. La tormenta de la lesión de Messi no vale para nada. Ya veremos dentro de dos meses cómo han ido las cosas, pero creo que los culés deberíamos unirnos y presentar una demanda contra el dios del fútbol.
