Iván Otero Yugueros (37 años) es un ovetense que se formó en Mareo y que jugó de titular 13 partidos en Primera en la temporada 1997-1998 con el Sporting de los Ablanedo, Nikiforov, Ledyakhov, Cheryshev o Mario Cotelo. También jugó en Segunda con el Sporting y el Getafe, y después de pasar por clubes de Segunda B como el Ourense, Zamora, Logroñés y Leonesa, recaló en el Langreo en Tercera donde fue capitán y estuvo los cinco últimos años antes de firmar este verano por el Avilés.

-Muchos años en Ganzábal, capitán del Langreo y el domingo irá al vestuario visitante

-Así es. Estuve allí muchos años y tengo ganas de ver a los compañeros y disfrutar de un partido que espero sea bonito y que ganemos, aunque les deseo que a partir del domingo les vayan las cosas bien. Es un partido que apetece jugar a todo el mundo porque hay una rivalidad muy grande de toda la vida y para la afición hay en juego más de tres puntos.

-¿Cómo va a asimilar la afición azulgrana ver a su capitán vestido de blanquiazul?

-No lo sé, pero yo tengo la conciencia muy tranquila porque di el cien por ciento allí, y lo hice lo mejor que pude en beneficio del club y del grupo. Yo espero que todo irá bien porque siempre me mostraron mucho cariño.

-¿Y a Guillermo, Nacho Méndez, y el entrenador?

-Bien también porque todos trabajamos al máximo y logramos un ascenso que hacía muchos años que no se daba. La pena es que haya durado tan poco lo que tanto costó construir porque la permanencia era importante para la ciudad, el club y la afición. Yo insisto en que les deseo lo mejor porque le tengo mucho aprecio a todo el mundo, y muchos amigos en la plantilla y en el club.

-¿Es ese ascenso (2013-2014) su mejor recuerdo?

-Sin duda, a nivel deportivo seguro. Desde el primer día se palpaba que allí había una exigencia muy grande por subir, era una espina clavada porque siempre llegábamos al play off y por unas circunstancias o por otras nunca pasábamos de la primera ronda, y ese año se dieron todos los condicionantes para subir.

-¿Dónde estuvo la clave?

-Yo creo que el equipo se hizo grande después de una derrota muy dura (0-5) ante un rival directo como era el Tuilla, y ese partido marcó un antes y un después porque la gente reaccionó y apretó. El final de Liga fue muy bueno en todos los sentidos y fuimos pasando rondas y haciendo las cosas cada vez mejor hasta lograr el ansiado ascenso. La espina que me queda, insisto, es que fue subir y bajar el año pasado, sobre todo después de hacer una buena primera vuelta en un caso muy parecido al del Avilés.

-Ahora toca volver a subir con el Avilés

-Para eso estamos trabajando y peleando. Vamos a intentar devolver al equipo al sitio que se merece porque una ciudad como Avilés y un club como este necesita estar en Segunda B, y para conseguirlo tenemos que ser muy humildes y seguir la línea que llevamos hasta ahora. Yo espero que el próximo año podamos vivir otro derbi en Segunda B.

-¿Cómo se vive el derbi en el vestuario langreano?

-Es el derbi por antonomasia. El Avilés y el Caudal son los rivales de toda la vida, sobre todo de cara a la gente que considera más importante ganar este partido que a otros rivales y se vive con muchas ganas y motivación.

-¿Y en el avilesino?

-Con tranquilidad. Lo que queremos es ganar y que el equipo siga dando la imagen actual, que para mí es muy buena en todos los sentidos porque el grupo cada día es más fuerte y el ambiente inmejorable más allá de que algunos jueguen más o menos. Y esa armonía a la larga nos van a dar muchos puntos porque es la base para seguir creciendo.

-¿Cómo está el equipo?

-Bien, estamos en una situación inmejorable con una racha de victorias muy buena, haciéndolo bien y sobre todo creciendo. No se nota que juegue un futbolista u otro y el equipo está sacando los partidos, así que lo afrontamos con ganas de poner las cosas difíciles a un rival directo.

-¿Es el partido más difícil del año para el Avilés?

-No se si el más difícil pero ellos en Ganzábal están haciendo bien las cosas y son fuertes, sobre todo si cristalizan refuerzos como el de Michu, un galáctico con todas las letras. Junto con el Caudal son favoritos para estar arriba por historia, por plantilla y por todo. Nosotros vamos con ganas de poder dedicar a nuestra gente una victoria especial, pero sobre todo con ganas de hacer las cosas bien y de seguir creciendo porque, más allá de este partido, lo importante es llegar al final arriba.

-Impresionante lo que está haciendo el equipo, con 27 puntos de 30 posibles

-Impresionante e inesperado porque no hay que olvidar que hace tres meses esto era un solar, nadie quería venir, y eran todo dudas. Ahora la situación es envidiable después de mucho trabajo, ganas y ambición de seguir creciendo y de hacer las cosas bien.

-¿Cómo se siente en esta nueva etapa en el Avilés?

-Muy bien, fenomenal. Al principio había alguna incertidumbre sobre lo que iba a pasar, pero la confianza que transmite el míster y saber que iba a hacer un buen equipo disipaba las dudas. Sabía que iba a ser difícil, pero yo estaba seguro de que iba a reunir un grupo como el que reunió, gente con muchas ganas y calidad tanto los jóvenes como los veteranos. Y el día a día es inmejorable por parte del club, la gente se está enganchando poco a poco, que es muy importante, y las cosas están saliendo a pedir de boca. Ojalá sigan así hasta el final.

-¿Está en el Avilés por el míster, Pablo Lago?

-Sí. Es público que el Langreo me ofreció seguir y que yo acepté, pero el club cambió de ida de un día para otro y obviamente me dolió porque creo que no había necesidad. Después de tantos años yo siempre había dicho que cuando el club viera que no podía aportar me lo dijeran, siempre fui de frente y por eso me extrañó más como se dieron las circunstancias, pero nada que objetar. Las personas que tomaron la decisión por algo sería y, aunque me trastocó un poco porque tenía pensado seguir, cuando me llamó el míster no me lo pensé. El histórico año del ascenso que viví con él en Langreo fue inmejorable en todos los sentidos, coincido con él en muchas cosas de fútbol y eso hacía mucho más fácil la decisión.

-¿Le motivó que fuera el Avilés el equipo de Lago?

-Sí porque es un club importante que estaba pasando por una situación de incertidumbre. Era un reto bonito porque estoy viviendo mis últimos coletazos en esto y lo que me interesa es disfrutar trabajando y aportar mi granito de arena. El míster mi hizo sentir importante y me convenció de que podía aportar y disfrutar como el que más, que es para lo que estoy porque para sufrir en un sitio no merece la pena.

-La pena son las lesiones...

-Eso es lo peor porque cuando estaba empezando a coger continuidad me cortó, pero lo que importa es que el equipo gana al margen de que toque jugar o no.

-¿Y para concluir?

-Insistir en que tengo muchas ganas de jugar en Langreo porque va a ser un partido intenso, y confío en que podamos sacar los tres puntos ante un rival muy duro.