El Barcelona se encontró con un Getafe tan inofensivo que Claudio Bravo ni siquiera tuvo que mancharse el uniforme. Su único momento de apuro le llegó de botas de Scepovic, que finalizó extrañamente mal un contragolpe de Sarabia y Víctor Rodríguez, la excepción en una jornada convincente del sistema defensivo azulgrana. El resto fue un monólogo del Barça, ayer sostenido por Piqué, Busquets y Neymar, con Sergi Roberto como inesperado artista invitado. Luis Enrique prefirió adelantar la reaparición del chaval antes que la de Iniesta y el resultado fue espectular. Tanto como el taconazo que permitió a Luis Suárez abrir la lata. O el centro que Neymar convirtió, con una volea sobre la marcha, en el gol que confirmaba la superioridad azulgrana.

La primera jugada del partido ya dio pistas sobre la actitud del Barça. En vez de enfriar aún más el ambiente del desangelado Coliseum Alfonso Pérez, se tiró al cuello del Getafe: robo de balón, cabalgada de Neymar hasta el área y centro que Munir cazó con una espectacular chilena que se marchó por muy poco. El Getafe se acobardó, o quizá sus jugadores cumplieron a rajatabla los planes de Escribá. Scepovic se quedó muy solo arriba y el resto de sus compañeros intentaron hacerse fuertes al borde del área.

El empeño del Barça de entrar por el centro facilitó la defensa local y algún intento de salida a la contra, como la del minuto 11. Sarabia atrajo la atención sobre la línea de fondo y con un vistoso taconazo habilitó la carrera de Víctor Rodríguez sin oposición. El centro encontró a Scepovic, que bajó el balón con el pecho y lo tuvo todo a favor para batir a Bravo. Pero al exsportinguista se le fue el remate junto al palo.

A partir de ahí ya no hubo más concesiones del Barça, que recuperaba muy pronto el balón tras cada pérdida en posiciones adelantadas. Luis Suárez tuvo que armarse de paciencia, aunque el árbitro le sacó de sus casillas al no señalar penalti en unas claras manos de Vergini. Le duró poco el cabreo al uruguayo, que dos minutos después culminaba con su sangre fría habitual una jugada de tiralíneas del Barça. Neymar volvió a romper por la izquierda y centró al borde del área, donde Sergi Roberto tuvo que recurrir a un taconazo para dejar a Luis Suárez mano a mano con Guaita. Fue un duelo muy desigual porque Suárez contó con todo el tiempo del mundo y, tras un amago, lo coló junto al palo corto.

Tras el descanso se esperaba un paso adelante del Getafe, pero no llegó. Como mucho logró un par de saques de esquina, que al final serían su perdición. Porque tras el segundo Bravo montó una contra con igualdad numérica. Sergi Roberto condujo hasta más allá del centro del campo y vio el desmarque de Neymar por el otro costado. El canterano envió un centro preciso, ideal para estimular la imaginación del brasileño. Pudo haber controlado para asegurar, pero decidió rematar sobre la marcha y le salió bien porque el balón entró como un obús hasta el fondo de la red de Guaita.

Con 0-2 se descompuso el Getafe, que ya no tenía nada a lo que agarrarse. Ni atacó con convicción, ni defendió bien. Neymar se adueñó completamente del escenario y suministró varios balones de gol a Luis Suárez y compañía. Perdonó el tercero el Barça, pero se conformó con mantener el control y disfrutar de nuevo del fútbol de Iniesta. Sólo Suárez, como buen pistolero, porfió hasta el último segundo para buscar el gol que le emparejase con Neymar en la cabeza de la tabla del "Pichichi". Para entonces ya descansaba Sergi Roberto, un jugador que ya está a punto.