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Siempre hacia adelante

¡Guajilovic, otru culín!

Los sportinguistas quieren muchos culetes de Guajilovic (copyright del gran Mortiner), un guaje que, como la sidra que escanció de forma simbólica después de marcar el gol ante el Málaga, "ye de bandera" y después de beberla resulta "cantarina". El juego del joven croata genera cada vez más dependencia y el equipo lo necesita más que una espicha unos buenos "concejales". Halilovic se ha descorchado como un escanciador fino, de figura estilizada, de los que no atosiga con los culetes al cliente, que echa los justos para que cuando se beba uno, ya apetezca el siguiente. Como la sidra "que ta pa da-y". Sus apariciones, aunque intermitentes, son de "restallu", siempre provocan peligro y ofrecen algo nuevo a los ojos de los aficionados. Pero el partido ante el Málaga dejó también otras evidencias, que se van consolidando como el Sporting en la clasificación de Primera. El equipo "tien buen palu", pero le falta "cuerpo" a causa de las limitaciones de la plantilla. Es el único club que no puede fichar por imperativo del nacional futbolismo del señor Tebas aplicando unas exigencias y castigos que ¿están escritas en alguna ley, norma u ordenanza? Es obvio que sufre demasiado con las ausencias, por ejemplo la de Sanabria ante el gol. Y le falta un extremo derecho, que "aún no fervió" entre los aspirantes al puesto.

Pese a las carencias, el Sporting compite en Primera. En la décima jornada, ocupa el puesto decimosegundo, con doce puntos, los mismos que Sevilla o Betis, cuyas plantillas, sobre el papel, lucen más nombre y millones. Cualquiera de los equipos que jugarán la Liga particular por la permanencia se han reforzado y no con "magaya" precisamente. Abelardo suple la desigualdad con empuje, intensidad y organización que suele "espalmar bien". La actuación de los árbitros, en general, "tira p'atrás". El domingo volvieron a escamotearle al Sporting otro penalti y ya se pueden contar con los dedos de una mano. Mateu Lahoz, apodado el dialogante, se tragó la parada con la mano Weligton cuando el balón lanzado por Halilovic se colaba en la portería sportinguista. Las actuaciones arbitrales, si utilizamos la terminología sidrera, podríamos calificarlas "de fondones" y dejan siempre a los sportinguistas un sabor "a ñisu".

Guajilovic apunta maneras para convertir El Molinón en una espicha, en la que escancian culetes "prestosos" que el equipo y los aficionados ansían con avidez: "¡Guajilovic, echa otru culín!".

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