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Culé moyáu

Más allá de Tintín

A veces, algunas veces, el Barça juega al fútbol como Tintín protagonizaba aventuras inolvidables. Dice Fernando Savater que Tintín es un personaje asexuado y formal, la trama de sus historias es convencional, su ideología francamente conservadora, abunda en puerilidades pretendidamente humorísticas? Y, sin embargo, los cómics de Tintín siempre funcionan. Del mismo modo, el Barça se presenta a veces de forma asexuada y demasiado formal, incapaz de provocar el ardor en los aficionados y muy pendiente de no hacer nada mal, lo que a veces trae consigo hacer pocas cosas bien. Es el Barça convencional que malvive de los horribles centros a la nada de Alves, conservador cuando consigue marcar y rico en puerilidades pretendidamente humorísticas como el ridículo desfile de disfraces después del partido en Getafe. Y, sin embargo, este Barça asexuado, formal, convencional, conservador y pueril casi siempre funciona. Es decir, gana. Pero hay otro Barça.

El otro Barça es arrebatadoramente sexi, efervescente, diferente, arriesgado y serio en la alegría. Es el Barça que derrotó a un buen Villarreal. Es el Barça que defiende atacando, el Barça de la presión indesmayable, del encanto de Neymar, de la sutileza explosiva de Iniesta y de la amenaza permanente de Luis Suárez. Es el Barça de Busquets, Sergio Busquets. Si la entrega del dichoso Balón de Oro quiere dejar de ser un circo patético y un canto al egocentrismo antifutbolero, debería coronar a Busquets, Sergio Busquets, como el mejor jugador del mundo. Así, sin matices, como las verdades de la naturaleza. La Tierra da vueltas alrededor del Sol, las tortugas no vuelan, el agua moja, el fuego quema, la fabada está muy rica y Busquets es el mejor futbolista del mundo. No el mejor centrocampista, ni el mejor recuperador de balones, ni el tipo que mejor pisa la pelota, ni siquiera el que mejor busca la falta del contrario. Busquets, Sergio Busquets, es el mejor futbolista del mundo. Todos los futboleros comentamos hoy el bellísimo gol de Neymar después de una maniobra que nadie se atrevería a intentar ni siquiera con el pensamiento. Vale. Pero la clave de la victoria del Barça fue un robo de balón de Busquets y un pase perfecto al chico que define.

Me gusta Tintín, pero prefiero el Barça sexi de Busquets.

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