Parecía que los trapicheos de los capos de la FIFA resultaban insuperables, pero se quedan en un juego de niños comparados con los de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Al fútbol lo han manejado un grupo de corruptos que se hicieron ricos quedándose con una parte del própero negocio, a costa de convertir la elección de las sedes de los mundiales en una subasta para el mejor postor. Pero, que se sepa, no llegaron a decidir quien participaba o ganaba en los campeonatos. Pues hasta ahí llegó la trama encabezada por el presidente de la IAAF, Lamine Diack, que chantajeó a atletas sospechosos de dopaje para no hacer públicas sus trampas, lo que hubiera anulado sus resultados, en algún caso con medallas olímpicas en Londres 2012. Rusia está en el punto de mira y lo puede pagar con la exclusión de las próximas competiciones, pero según el informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) también hay sospechas sobre atletas de Turquía (9), Ucrania y Portugal (7) y España (6). Hoy puede haber novedades.