El derbi de los nervios deja intranquilos a todos. Al Gijón Industrial al menos le queda el regusto dulce de la igualada después de jugar una hora en inferioridad por dos tonterías de mal árbitro. Vaya en descarga de los contendientes que el césped de El Frontón no invita al tiqui-taca. El Industrial puso el corazón y el Roces buscó el control. A los visitantes les faltó ambición para buscar la victoria cuando se vieron en superioridad y después de encontrarse un gol gracias al resbalón de Cris, el conformismo alcanzó el grado máximo.

Fue, como lo son todos los derbis, un partido intenso, que no duro. El Roces tuvo las mejores ocasiones y el portero juvenil Pedro iba achicando como podía, dando la cara y a veces la espalda, como un remate a quemarropa de Sandoval. El partido cambió cuando el puntilloso Alonso de Lama mandó a la caseta a Charly, la primera por algún comentario y la segunda por una faltita en el centro del campo. Curiosamente, con la expulsión creció en Indus, que vivió sus mejores minutos antes del descanso.

Tras el paso por vestuarios, el Roces dio un tímido paso al frente y las ocasiones fueron llegando. Un tirito de San Eloy y una clara perdida por Chema. En el bando local, la referencia fue siempre Álvaro que participó en todas las acciones de ataque. Primero como pasador, en una clara oportunidad que Pajín mandó al limbo y luego como rematador en el gol del empate.

Se adelantó el Roces en una jugada sin mayor recorrido. El resbalón de Cris dejó a Carlos en posición franca para controlar y marcar. El Indus se negó a perder y basculó hacia el área rival. Álvaro tuvo dos intentos previos y al tercero cabeceó un centro de Queipo para hacer justicia.