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En busca de la normalización necesaria

"Una situación fiscal confortable". Ése es, sin duda, el sueño de cualquier contribuyente, empezando por el contribuyente que paga sus impuestos antes de cobrar su salario, que es el caso de todos los asalariados que en este país conviven. Pero la reclamación de "una situación fiscal confortable" no procede de ningún asalariado, sino del papá de Neymar, a quien se ve enfadado por las consecuencias legales que sus presuntos chanchullos van a traer tanto en Brasil como en España. El aviso, dicen algunos agudos observadores, es para el Barcelona, a quien los Neymar quieren convertir en pagano de las millonadas que les reclaman. Lo que nadie duda es que en vísperas del clásico los Neymar están pidiendo aumento de sueldo.

Resueltos los partidos internacionales que en sabia decisión de la descabezada FIFA han pasado a los martes, ya sólo queda que algunos internacionales terminen de regresar a sus casas y a sus clubes. Hoy ya es jueves y pasado mañana ya se va a jugar la mitad de los partidos ligueros, incluido en clásico que se está mirando desde todos los puntos de vista, incluidos los cambios de asistente, antes linier, por lesión. Con un fiscal investigando supuestas presiones a un misterioso asistente del clásico, un cambio en la pareja de asistentes del árbitro hay que mirarlo con lupa.

El domingo al mediodía regresa el fútbol al Anfield del Piles, donde, como es norma general comprensible a la vista de los acontecimientos, se van a intensificar las medidas de seguridad. No se va a llegar al cacheo personal, como se llegó el martes pasado en Wembley, pero sí al registro de mochilas y bolsos. Todo muy normal. Sin embargo, ya aparecen los quejicas de siempre. Más de uno y de dos han llamado al periódico asegurando que si sufren algún control a la entrada del campo se darán la vuelta y se irán para casa. Como diría el Guerra, el torero no el político, tiene que haber gente para todo. En el uso de su libertad, que cada uno haga lo que crea más conveniente. Claro que el atractivo del partido supera cualquier supuesto inconveniente.

El fútbol, con serenidad y naturalidad, ha de volver más pronto que tarde a la normalidad. El fútbol y la vida, aquí, en París, en Madrid, en Londres o en San Petersburgo, patria chica del inigualable Mostovoi, el zar de todas las Rusias futbolísticas.

La normalidad incluye mantener las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿cuántos de los lesionados rojiblancos van a reaparecer el domingo: dos, uno o ninguno? He aquí una cuestión a resolver por el gran timonel, que podrá contar con Canella y Sanabria y que a saber si pondrá a ambos en el equipo titular o si los guardará para ir dándoles salida según avance el partido.

El partido institucional avanza hacia la junta general de accionistas, que, según los más finos analistas del lugar, va a ser crucial para el futuro inmediato del club. La realidad, que no hay demasiados candidatos a incorporarse al consejo de administración rojiblanco por razones fácilmente comprensibles. La importancia de los aspectos institucionales es enorme, y más en la actual situación de un Sporting que también necesita un baño de normalización. ¿O no?

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