Ni un segundo ha de perder la afición de Pumarín en lamentarse por la derrota ante el Palencia. El líder de la categoría tuvo que cuajar un partido casi perfecto para ganar a un Unión Financiera que luchó hasta el final por superar a un equipo llamado a dominar esta temporada la LEB Oro.

Tanto luchó el equipo ovetense que estuvo cerca de forzar la prórroga. Jordan Swing tuvo el balón para empatar a 71 con un triple cuando quedaban 14 segundos. Pero el estadounidense se pasó de frenada y pisó la raya lateral. Una lástima porque una prórroga ayer en Pumarín hubiera siso una gozada. Y es que el pabellón ovetense registró el primer lleno tras su ampliación. Unas 1.500 personas disfrutaron de un partidazo de baloncesto.

Oviedo y Palencia medían las dos mejores rachas de la liga. Los locales habían superado con cinco triunfos seguidos su mejor racha en la LEB Oro. Los visitantes van ya por siete victorias consecutivas y se reafirman al frente de la clasificación. Y lo que se vio sobre el parqué respondió a las expectativas. Un partido duro, intenso, emocionante y con talento a raudales en ambos lados.

Una lucha en la que los palentinos tuvieron muy en cuenta el potencial del Unión Financiera en el lanzamiento exterior. No le fue fácil a los tiradores locales encontrar sitio para lanzar triples. La intensidad defensiva del Palencia lo impidió en un choque de mucha exigencia física.

La primera mitad, en la que debutó con los locales Andrés Miso, no aclaró nada sobre cuál podía ser el desenlace del encuentro. Dos puntos arriba (38-36) eran una renta insignificante.

Las cosas se empezaron a torcer para el cuadro local en el inicio de la segunda mitad. Un parcial de 9-0 en los dos primeros minutos del tercer cuarto dieron la iniciativa a los palentinos en el marcador (38-45) y obligaron a ir a remolque el resto del encuentro al Unión Financiera. En este partido cualquier ventaja era un auténtico tesoro. La sangría se cortó pero Palencia ya no permitió nunca a los de Oviedo ponerse por delante en el marcador. Para ello contaron con un magistral Marc Blanch. El escolta catalán era prácticamente imparable cada vez que salía al contraataque.

Seis abajo (48-54) comenzaba el Unión Financiera el último cuarto. Aún les quedaba por jugar la carta de Pumarín. Lo hicieron. Y eso que Palencia no permitió ninguna alegría. Estuvo siempre firme en defensa y evitó que Swing encontrara buenas posiciones de tiro.

Pero ahí estuvieron Víctor Pérez y Van Wijk para apelar a la esencia de Pumarín cuando peor iban las cosas. Restaban 2.43 para el final y el marcador era 60-69. Un triple de Víctor y otro de Van Wijk apretaron el marcador (66-70) a falta de 1.03. Pumarín se dejaba la garganta para ayudar en la remontada. Una canasta de Bassas tras un tiro libre anotado de Palencia ponía la distancia en tres puntos (68-71). Y la tuvo Swing. Pisó la línea y la remontada se cortó. Pero por lo visto ayer Pumarín puede seguir soñando.