La inestabilidad del Madrid es tan evidente que es capaz de convertir una fiesta en un enredo en tan solo un cuarto de hora. Benítez, que fue capaz de ganar una Copa de Europa con el Liverpool tras irse al descanso con un 0-3, vio como un Shakhtar venido a menos estuvo a punto de igualar un 0-4. Cambian los nombres, se renueva la alineación, pero el Madrid sigue dando muestras de desconcierto. Juega a tirones, ayer con Bale como agitador, y se desconecta cuando lo ve todo hecho. Ni siquiera Casemiro, el símbolo del "modelo Benítez", fue capaz de frenar el desbarajuste final, que afeó la victoria y la clasificación como primero de grupo.

El partido era un termómetro para medir la reacción de Rafa Benítez tras el terromoto del sábado. Convertido en el saco de todos los golpes, el entrenador tomaba ayer la palabra. Y con su discurso dio las primeras pistas de por donde pueden ir los tiros para el futuro: Casilla, Carvajal, Casemiro, Kovacic e Isco, al campo; Navas, Danilo, Kroos, James y Benzema, al banquillo. Enfrente, un Shakhtar debilitado por la crisis de Ucrania, aunque conserva un puñado de jugadores brasileños con buen pie.

De entrada, la actitud del Madrid fue buena. Con un 4-4-2 en forma de rombo -Casemiro en un vértice e Isco en el otro, con Modric y Kovacic en los costados- los blancos salieron a todo trapo y asustaron al Shakhtar, que se libró del 0-1 por la mala puntería de Cristiano tras un buen pase de Modric. El croata recordó al pujante jugador de la pasada temporada y, con Casemiro guardándole las espaldas, llevó el peso del partido. Fue precisamente un pase de Modric el que permitió a Bale hurgar en la inocencia de la defensa ucrania para que Cristiano Ronaldo recuperase el sabor del gol.

A partir del 0-1, el primer tiempo se consumió sin más sobresalto que la lesión de Varane, que deja a Benítez aún más bajo de defensas, sobre todo centrales. Fue a la vuelta de la caseta cuando quedó clara la diferencia entre los dos equipos. El Shakhtar quiso dar un paso al frente y dejó que el Madrid luciese su contragolpe: carrera de Cristiano Ronaldo, recorte en el área y gol de Modric; dos minutos después, otro agujero en la banda izquierda local y Carvajal, con delicadeza, pone el balón en la escuadra de Pyatov; en el 69, robó de balón de Bale, que saca el turbo para llegar hasta la línea de fondo y dar un pase a Cristiano que, a la segunda, hace doblete.

Fue el último servicio de un afilado Bale, que se marchó al banquillo, como había hecho poco antes Modric. Sin dos de sus puntales y, sobre todo, con una relajados a más no poder, el Madrid dio por cerrado el trámite. Pero un penalti absurdo de Casemiro permitió al Shakhtar pedir la palabra. En cinco minutos marcó dos goles y, de repente, el frío ambiente de Lviv se caldeó de mala manera. A los brasileños se les puso el cuerpo de samba y, de forma increíble, el Madrid acabó pidiendo la hora.