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Un amigo para la crisis

El Madrid encuentra bálsamo para sus heridas superando con tremenda facilidad y a medio gas a un blandito Getafe

Benzema corre para celebrar el primer gol del partido mientras Cala se lamenta de rodillas sobre el césped. SUSANA VERA / REUTERS

El calendario es implacable en el fútbol. Apenas deja tiempo para disfrutar de los momentos de gloria pero también da oportunidad a poner muy pronto bálsamo a las heridas. Y el Real Madrid apagaba ayer los rescoldos que quedaban del 0-4 ante el Barça en el clásico y aplacó la tempestad desatada en Cádiz y la posterior exclusión de la Copa con una tan cómoda como insulsa victoria ante un Getafe que se convirtió en el amigo perfecto del equipo de Rafa Benítez.

Se esperaba con interés la reacción del Bernabeu. Hubo pitos, tampoco muchos, al entrenador al anunciarse las alineaciones. Y un tímido conato de queja hacia el palco. Nada más, porque Benzema se reivindicaba muy pronto sofocando además cualquier rebelión que pudiera producirse en la grada. Pepe, convertido en extremo derecho, sacaba un magnífico centro cuando aún no se habían jugado cuatro minutos que el delantero galo remachaba a la red desde el borde del área pequeña y sin oposición alguna de la defensa azulona, volcada en tapar a Cristiano Ronaldo.

El gol tranquilizó al Madrid y a la grada mientras el Getafe bajaba los brazos sin haberlos siquiera levantado. Los centrocampistas blancos tenían tiempo y espacio para desenvolverse ante la falta de presión de los de Escrivá, que dejaban circular a James, Modric y Kroos con una libertad exagerada. Así, no tardaron en sucederse las ocasiones. Salvó Guaita en el minuto 11 con una gran mano un remate de cabeza de Benzema a centro medido de James desde la izquierda, pero al cumplirse el cuarto de hora no podía hacer nada ante un nuevo remate del delantero francés tras otro centro de James, dejada de cabeza de Bale hacia el centro del área y un muy posible penalti a Ronaldo al que Mateu Lahoz daba continuidad para que Benzema hiciera el segundo apareciendo entre tres jugadores del Getafe que se conformaron con seguir el balón con la mirada.

En sólo quince minutos el Maderid olvidaba sus últimas penas y Benzema recuperaba la sonrisa tras otra dura semana en la que se había convertido en el pim-pam-pum de las discusiones políticas de su país. Y con mercromina en la herida dejó que el Gatafe se acercara un par de veces hasta su área. En la primera Damián envió el balón muy por encima del travesaño y en la segunda Navas, en su primera intervención de la tarde (minuto 27) detenía sin problemas el centrado lanzamiento de Sarabia.

Estas acciones sirvieron para reabrir el hambre de goles del Madrid. Y fue de nuevo James quien en el 35 ponía un balón desde la izquierda en el área que Cristiano dejaba de cabeza a Bale para que, de nuevo desde el área pequeña, superara a Guaita. Y sólo tres minutos después la BBC completaba su cita con el gol al culminar Cristiano con otro nremate en el área una contra perfectamente lanzada por Kroos.

El partido acabó con el 4-0 del primer tiempo. Benzema no acertó a la vuelta del vestuario con un claro disparo desde la frontal y el Madrid agradeció al Getafe las facilidades concedidas bajando la intensidad de su juego. Tanto lo hizo que los de Fran Escribá se hicieron por obligación, más que por convicción, con el control del partido. Ni los cambios ni algunos tímidos silbidos al triste juego local de la segunda parte evitaron la modorra de los de Benítez, que vieron cómo el Getafe, revitalizado con la entrada de Pedro León, maquillaba el castigo con el remate de cabeza de Alexis a la salida de un córner, sin que Guaita llegara a intervenir en toda la segunda parte hasta el minuto 85 para detener rodilla en tierra un lanzamiento lejano de Kroos.

La prueba del Getafe no debe servir como medida al Madrid, que se quedó por comodidad en una semigoleada cuando tuvo todo a favor para darse un baño de goles. El conjunto azulón más que un rival fue un amigo con el que compartir las penas en la barra del bar. Ni presionó ni enseñó los dientes. Le ayudó, en todo caso, a ganar tiempo y esperar que la herida cicatrice.

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