Superados los años de escarnio, al oviedismo no se le va la sonrisa de la cara. Todo lo que rodea al club se interpreta en clave positiva. El equipo le da a la afición motivos para soñar. 2015 será difícil de olvidar. Es el año en el que el Oviedo regresó a los focos, un regreso con la fuerza que se le suponía, demostrando que lo suyo va en serio. Quizás la parte más positiva de todo es que el futuro se plantea aún más halagüeño. Todo lo que sea mirar hacia adelante hace volar las mentes del oviedismo. La estabilidad económica está asegurada con el apoyo de Carso. La parte deportiva navega con ritmo alegre. La esfera social es la única que no necesita ningún empujón. El Oviedo despide 2015 pero no siente tristeza, lo hace con esperanza de que en 2016 las cosas sigan por el mismo camino.

Sin un equipo que destaque por encima del resto en Segunda, el desarrollo de la competición tiene buena pinta para los azules. Hay otro dato a tener en cuenta para defender la candidatura de los azules. La amplitud y calidad de la plantilla hace que las ausencias se noten menos que en otros rivales por los primeros puestos.