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La "doctrina Llorente" se aplica en Madrid

El Madrid aprovechó las expulsiones para golear al Rayo el día en que el Barcelona logró otro título

En el día en el que el Barcelona ganaba su tercera Copa del Mundo de Clubes, el Real Madrid lograba una de esas goleadas que algunos llaman históricas y que, sin embargo, no sirve para nada. No sirve para nada porque el malestar de la grada con el palco, el banquillo y el equipo no ha desaparecido. Al contrario, cuando el valiente Rayo Vallecano de Paco Jémez ganaba y mandaba en el partido se escuchaban fuertes protestas, símbolos del enfado popular.

Sucedió, damas y caballeros, señoras y señores diputados, que el señor árbitro aplicó en un momento determinado la "doctrina Llorente", la que le costó al Sporting el partido en Sevilla y la ausencia de Luis Hernández, a la que suma la de Bernardo, en el partido del día 30 en Éibar. Como en Sevilla a Luis Hernández, el señor árbitro le mostró la segunda tarjeta amarilla a Raúl Baena y dejó al Rayo con nueve cuando quedaba más de una hora de partido. El Madrid goleó a placer ante la indiferencia de la grada, que hasta las expulsiones de los dos visitantes no había visto a su equipo mejorado con relación a las recientes decepciones ante el Barcelona y el Villarreal.

El Barcelona, antes, a media mañana, había dado buena cuenta de un River Plate inferior para seguir engordando las vitrinas de trofeos que en la última década están entrando como una auténtica riada. A día de hoy no se ve en Europa, y menos en América, aparecer el equipo que sea capaz de frenar a la máquina de juego que lidera Luis Enrique. "Que siga la fiesta", ha pedido el entrenador azulgrana tras el nuevo título. Y hace bien en pedirlo porque el equipo está en plena madurez, capacitado para seguir ganando. A los azulgranas sólo les falta que Gerard Piqué mejore en la elaboración de los mensajes que deja en las redes sociales, a las que se dedica con fruición.

El que abrió esta época de gloria azulgrana, Pep Chanel Guardiola, se va de Múnich, dicen que a Manchester para dirigir el City. Es curioso cómo manejan estos anuncios en Alemania: en diciembre el club da cuenta de que el entrenador no seguirá y anuncia el sustituto, Carlo Ancelotti, en el mismo acto. No hay razones para el misterio o el oscurantismo barato.

Mientras, en los territorios rojiblancos vacaciones de invierno bien merecidas. El Sporting no jugó ayer, pero sigue fuera del descenso, situación que ha mantenido desde la primera jornada. Pues habrá que mantenerla hasta el final. Ése fue el objetivo que el gran timonel marcó al comienzo del actual ejercicio futbolístico, alcanzar el puesto decimoséptimo, el primero de los que no descienden, puesto por el que firman todos los habitantes del Anfield del Piles y los que lo visitan de corazón.

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