-¿Cómo definiría el año 2015 para el Sporting?
-Un año en el que nadie pensaba estar donde estamos. Con todos los problemas que hubo la temporada pasada, el ascenso fue un hito. Se ha hecho por méritos propios. Conseguir ochenta y pico puntos no te lo regala nadie.
-¿Con qué imagen se queda?
-Con muchas. Con la del gol que marqué ante el Sabadell, dos días después de nacer mi hijo, a quien se lo dediqué. El día de Sevilla, con esos treinta segundos que se tuvieron que jugar al final en Gerona, que nos lo hizo pasar realmente mal. También con cómo estaba el vestuario con todo el mundo emocionado. No nos lo creíamos.
-¿Cómo valora la situaciónd de Hugo Fraile y Juan Muñiz, con quienes compartió ese ascenso y ahora deben buscarse un futuro lejos de Gijón?
-Son compañeros que se quieren quedar y cumplir su contrato. Somos un grupo y los apoyamos, y a partir de ahí, poco puedo opinar. Juanín, además, es amigo íntimo mío. Me daría pena que se fuese, confío en él y sé que es un pedazo de futbolista. Hugo, lo mismo.
-¿Sigue siendo el equipo una piña?
-Esto pasa siempre. No sé si ficharemos, pero si vendrá gente nueva y habrá otros que tampoco jueguen. Al final, los que no jueguen o tengan los minutos que esperana estará más mosqueados que el resto, pero esto pasa en cualquier equipo. Somos un grupo unido, y sacaremos las cosas adelante. Que juegue o se quede uno u otro es decisión del entrenador, y ahí nosotros no podemos entrar.
-¿Qué le pide al 2016?
-La permanencia del Sporting en Primera División y salud. Que no me moleste la rodilla más y que nos vaya bien a todos. También que hay que pasarlo bien, pero en la vida en general, no sólo en el plano deportivo.
