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Culé moyáu

El Mundial del corazón

Puede que haya llegado el momento de acabar con ese irritante tópico futbolístico que consiste en contraponer talento y corazón como si fueran aceite y agua. River Plate se plantó en la final del Mundial de clubes presentándose como un equipo todo corazón, a la vez que reservaba para el Barça el triste papel de equipo con talento pero sin alma. Pues no. El supuesto "corazón" de River se limitó a dar patadas y a intentar presionar al Barça como tantos equipos lo han intentado y muy pocos han conseguido. Y el teórico talento sin alma del Barça destrozó a River a golpe de esfuerzo, concentración, tranquilidad para no caer en la trampa del no-juego del equipo argentino y, por supuesto, toneladas de talento. Que el Barça no es más que una abrumadora acumulación de talento similar a la Atenas de Pericles o la Florencia de los Médicis es una de las mayores mentiras de la historia del fútbol porque, sin corazón, este Barça habría ganado tantos títulos como el Madrid de Mourinho.

No sé si algunos esperaban que el Barça viajara a Japón como si fuera un grupo de famosos jugadores en declive con más ganas de estar en casita que de hacer un largo viaje y ganar ooooooooooooootro aburrido título. El Mundial de clubes no es una convención de frikis futbolísticos que van a los partidos como quien se disfraza de Luke Skywalker para asistir a un reunión de fanáticos de "La guerra de las galaxias", sino un torneo que tiene prestigio y sabor futbolístico incluso cuando no lo gana el equipo de Florentino. Por eso el Barça ganó el Mundial de clubes con el talento que se le supone y con el corazón que tantos insisten en negar a un equipo que jamás se rinde ni se traiciona. Quien sí se rindió fue River, que no traicionó su intención de embarrar el partido desde el minuto uno pero que perdió con el Barça la batalla del corazón.

El corazón no tiene nada que ver con las patadas ni con presionar con furia el primer cuarto de hora de un partido de fútbol. La Atenas de Pericles sin corazón no habría ganado el Mundial de clubes.

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