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Culé moyáu

El friso del Barça

No creo que el Granada defendiera mal, sino que el Barça atacó bien. Pero entiendo que los que viven de negar al Barça el pan y la sal prefieran criticar la táctica de Sandoval antes que elogiar el juego del equipo de Luis Enrique. Tampoco creo que Luis Suárez esté negado frente al gol en los últimos partidos, sino que no está afortunado ante la portería contraria. Y ya puestos, no creo que Neymar se dedique a provocar a los rivales con sus regates, sino que con sus regates Neymar provoca el pánico en los futbolistas encargados de pararle; no creo que el puesto de portero del Barça sea un chollo porque en la mayoría de los partidos Bravo sólo tiene que intervenir dos o tres veces, sino que las dos o tres intervenciones de Bravo en un partido son un chollo para el Barça porque permiten que el equipo juegue con mucha confianza en su portero; no creo que Messi merezca el "Balón de Oro", sino que el "Balón de Oro" no merece a Messi; y no creo que el Barça haya decidido seguir el camino del "Arda Troya", que denota la resolución de llevar a cabo un propósito imposible en busca de los seis títulos sin reparar en lo que pueda sobrevenir en forma de disgustos ante el Arsenal en Liga de Campeones, sino que ha apostado por el "Arda Turan", es decir, por introducir un concepto futbolístico en la coyuntura culé a la manera de Woody Allen en "Broadway Danny Rose". También creo que el Barça se parece mucho al friso de Fidias en el Partenón de Atenas. No sólo lo creo y lo mantengo, sino que, como dirían Hernández y Fernández, lo mantengo y lo creo.

Pedro Olalla escribe en su imprescindible "Grecia en el aire" que en el friso del Partenón, gran parte del cual sigue encarcelado en el Museo Británico, por primera vez los simples mortales compartían con los dioses el espacio sagrado de la decoración de un templo. Creo, y lo mantengo, que en el friso del Barça los jugadores mortales como Sergi Roberto o Jordi Alba comparten con los dioses del tridente el espacio sagrado de un equipo que ha hecho historia. Si Fidias y sus discípulos esculpieron a simples mortales a lo largo de ciento sesenta metros de bloques de mármol, Luis Enrique y sus ayudantes han insistido en esculpir una larga procesión de imprescindibles jugadores mortales a lo largo de muchos partidos y competiciones. Mantengo, y así lo creo, que este Barça seguirá atrayendo las miradas de los futboleros, como todavía hoy los restos del Partenón atraen la mirada de los turistas, cuando el tiempo y el azar destruyan lo que hoy parece indestructible. Por lo demás, creo y mantengo que Busquets no es un mortal, sino un dios.

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