La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

AL PALO

La máquina del control de euforia

La marca del Madrid es que siempre tiene una pila de seguidores. Son casi tantos, o más, los que quieren que palme que los que están en la línea de respeto al club más grande entre lo más grande que uno se pueda imaginar en el universo (no se me ocurre más elevación). El sábado había choteo con Zidane. Tal parece que este francés no tocó "bola" en su vida. Se le pone falta por falta (valga la redundancia) de experiencia. Eso cuenta también en el historial del Madrid. Cualquier otro equipo que ponga o haya puesto al mando a un exjugador sin tener ni idea de entrenar, de entrada, ya fue aplaudido por los grandes teóricos. Dicen, se desdicen, o vuelven a decir y concluyen en que "ya lo habían dicho ellos" (justo igual que la cosa forofa de "Al palo"). Con lo que lo de Zizou no tiene salida. Si aprueba a final de temporada ya vendrán (los teóricos) en manada desbocada comentando su adivinación, que se adornará con algo de guarnición: "Estaba claro; fue un grande del fútbol y éstos siempre funcionan". Si la cosa (porque esto del fútbol es una "cosa rara") va mal, habrá que agacharse para esquivar los disparos.

El choteo va por barrios, aunque ciertamente el club de Concha Espina (como dicen los sabios) tiene que montar un aparato de propaganda absolutamente contundente. Hay que vender grandeza y comportamiento, como en otras "casas" en las que nunca pasa nada por mucho que los vaivenes sean escándalos.

El Madrid debe conseguir que todo parezca pulcro, limpio y con estilo, mucho estilo. Para ello lo mejor es que Florentino busque un profesional o una empresa que "coloque" lo que haya que colocar, aunque sea un desastre. Él, Florentino, no puede llevar la caja, la parte deportiva y la propaganda, entre otras razones porque plantó cara a algunos que se ofenden cuando se les planta cara. Y un consejo más: hay que comprar de inmediato la máquina del control de euforia, no vaya a ser que por la goleada del debut se nos nuble la vista y no veamos ni pájaros, ni bosque, ni la gran montaña.

Una vez "colocado" este sermón, no queda otra que aguantar el tirón si el francés es capaz de aguantar tal tirón. O, mejor, si entre unos y otros le dejan aguantar el tirón.

Compartir el artículo

stats