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Ángel María Villar necesita una carambola

Aunque cueste creerlo, la etapa de Ángel María Villar al frente de la Federación Española de Fútbol puede estar tocando a su fin. Después de 28 años en un cargo que creía vitalicio, a Villar se le acumula el trabajo. Las denuncias de irregularidades, que no le habían hecho ni cosquillas durante décadas, pueden encontrar ahora el respaldo del Consejo Superior de Deportes, que investiga el presunto trato de favor de la Federación hacia el Recreativo de Huelva, al que concedió créditos para que pudiera competir la pasada temporada y la actual. O la discrimación de los comités federativos hacia equipos de la Superliga femenina. Al fondo de todos estos turbios movimientos aparece siempre Juan Padrón, el vicepresidente federativo que hace dos años consiguió quitarse del medio al director general, Jorge Pérez, una persona seria que no atendía a según qué extrañas razones. Ahora, la cascada de escándalos coincide con la casi segura presencia de Pérez como rival de Villar en las elecciones convocadas para abril. Al fondo aparece la guerra Liga Profesional-Federación Española, con Javier Tebas maniobrando para apoyar a Jorge Pérez descabalgar a su reconocido enemigo. En cualquier caso, con Villar o sin él, algo tiene que cambiar en el fútbol español, que mantiene unas estructuras y unas formas de actuar que no tienen cabida en el fútbol actual. A Villar sólo le salva una carambola.

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