España empezó el Campeonato de Europa ante Alemania (32-29 en la primera jornada de la fase de grupos) y ante Alemania lo cerrará. Será mañana (17.30 horas) en una final que los "Hispanos" se ganaban tras imponerse ayer por 33-29 a Croacia y los germanos al superar 34-33 a Noruega en la prórroga. Una final con premio, pues el vencedor no sólo se llevará la gloria del oro, sino también el único billete directo a los Juegos de Río. Una final en la que España, dos veces campeona del mundo (2005 y 2011), buscará un título continental que nunca ha conseguido. Antes que ahora jugó tres finales (1996, 1998 y 2006) y las tres las perdió. Es la hora de completar el círculo, de que la generación que capitanea el asturiano Raúl Entrerríos ponga el broche de oro... para poder despedirse a lo grande en Río. A lo más grande.

Atascada en ataque y sin grandes alardes en defensa, los de Manolo Cadenas iniciaron el partido por debajo de una Croacia que supo navegar en medio de la calma que le otorgaba una renta de tres goles (1-4, 5-8, 8-11) hasta que con el 10-13 (minuto 21:23) España despertó. Acertó con la combinación defensa-ataque -con un papel estelar de Ugalde, autor de tres goles consecutivos-, y provocó un cortocircuito en los croatas, que hasta el descanso sólo lograban un gol por los !ocho! de los españoles.

España logró su máxima renta en el inicio de la segunda mitad (19-14) y a partir de ese momento aceptó un intercambio de goles que la mantenía con un colchón de 3-4 tantos a favor gracias a la inspiración de Antonio García (23-20, minuto 40), capaz de descerrajar con sus lanzamientos a la defensa croata. Pero a los "Hispanos", con un Cañellas lejos de su mejor momento, les cuesta un mundo encontrar variantes en ataque y Croacia, que supo taponar todas las vías hacia Aginalgalde, llegó a situarse a sólo un gol de distancia en el marcador (24-23, 27-26 en el minuto 52:34). Fueron momentos difíciles, en los que los croatas creyeron en otro milagro como en la jornada anterior frente a Polonia. Pero pagaron su exceso de celo con la exclusión de Marino Maric y España sacó petróleo con un minuto mágico de sus extremos. Entre Valero Rivera y Víctor Tomás estiraban la renta al 30-26 (minuto 54:24).

España ya no necesitaba el látigo de Antonio García sino el cerebro de Raúl Entrerríos. Y el gijonés puso la pausa, el temple y un nuevo gol para que el partido fuera languideciendo sin que los "Hispanos" vieran ya peligrar su victoria. Con tiempo incluso para que Víctor Tomás firmara una "rosca" espectacular con la que anotaba el quinto de su cuenta particular antes de que Gonzalo Pérez de Vargas se ganara la admiración del mismísimo Arpad Sterbik cuando cerraba el encuentro deteniendo dos penaltis consecutivos a los croatas, el segundo con una doble acción mezcla de intuición y genialidad.

Falta el último esfuerzo. Mañana y de nuevo ante Alemania. Una final con el mismo doble premio que el pasado septiembre conseguían los gigantes de nuestro baloncesto al ganar el Europeo. Ahora el turno, la oportunidad de oro, es de los "Hispanos".