Dejando a un lado el singular asunto de los tornos (enemigo favorito del oviedismo tras la huida de Alberto González), al Tartiere esta temporada le costó despertar. Como si tras el ascenso a Cádiz hubiera dejado a la gente en un letargo post-celebración, sin objetivos ambiciosos al frente. Pero la excepcional marcha del equipo ha enganchado a la gente. No podía ser de otra manera. Ante el Alavés rugió como nunca, apoyado por la mayor presencia de aficionados en un partido de Segunda División en lo que va de temporada: fueron más de 22.000. Insisto, tornos al margen. Pero además, la grada ayudó en todo momento al equipo en su labor de presión sobre el líder (también perfectamente arropado en la grada). En el apartado de sugerencias, estaría bien una vista en Pamplona hace unas semanas: allí el video-marcador muestra las letras de las canciones más populares de la afición. Así, a modo karaoke, todo aficionado se sumaría al grito que nace cada partido desde el fondo norte. Symmachiarii podría elaborar su set-list antes de los partidos. Y un factor a tener en cuenta: el abucheo british como modo de protesta siempre encaja.