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AL PALO

Copa, canapés y empanadillas

Ganó el Madrid bien, con cierta soltura y ciertos despistes en defensa. No hay día en que el colegiado de turno, de oficio de la Federación, no quiera apuntarse su tanto ante el coloso blanco. Así que el peligroso Varane fue expulsado por golpeo imprudente, o así. Luego llegaron los debates de los "cardenalicios" de la observación futbolera esmerándose en buscar el desastre de juego de los del Bernabéu. Ciertamente se esmeraron y consiguieron rascar lo suyo para sus tesis. Necesita el club merengue una serie de promociones gratuitas al estilo de las de equipo guay, capaces de convertir la virtud en desastre y el desastre en maravilla de la naturaleza.

El caso es que el Madrid pasó el trago a la espera, en próximas jornadas, de un fallo guay de los guays. Claro que el día que ello ocurra ya lo arreglará algún filtro de seguridad que impida acercamientos peligrosos; no vaya a ser que en una de éstas gane la Liga el Madrid, como debería de ser, y se rompa España.

Y mientras suceden estas profundas tesis descritas por el guionista "N" de "Al palo", que es hoy el encargado del comentario semanal, mientras ello sucede... ya llegó con fuerza el debate sobre la sede de la final de Copa, aunque no tiene nada que ver con el Madrid al que expulsaron tras el "'Cherychazo". Sin embargo, es el Madrid el que está en el centro de tal pomada porque el mundo no vive sin los merengues. Grandeza obliga, señoras y señores. Así pues, los que llegan a esta final no suelen disfrutar en su afán por jugar en recinto tan monumental como el Bernabéu. De todos modos es una pena que el estadio tenga los baños averiados constantemente. Incluso cuenta una fuente solvente de Concha Espina, el Madrid, en su señorío y generosidad, estaría dispuesto a ceder Valdebebas. Es más, tratándose de la Copa habría una copa de vino español para los finalistas con canapés y empanadillas caseras de Móstoles. Pero parece ser que Valdebebas no da la medida. Lo dicho, hay que arreglar las goteras del Bernabéu rápidamente no vaya ser que, en próximas ediciones, se vuelvan a quedar sin final en su campo favorito.

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