El martes se confirmó oficialmente la vuelta de Valero Rivera junior al Barcelona, el club que debió abandonar con 19 años por ser hijo de quien es. El caso del extremo del Nantes es un ejemplo de las injusticias que pueden provocar los juicios previos, como los que tuvo que sufrir simplemente porque su padre era el entrenador del equipo de su vida. "Me han dicho de todo, me han llegado a decir cosas salvajes. Me insultaban sólo por ser hijo del entrenador", declaró Valero, que ha tenido que demostrar lo mucho que vale en varios equipos españoles, en el Nantes francés y en la selección para cumplir sus sueños azulgranas. Su coraje y determinación han resultado tan importantes como su calidad para darle la vuelta a la situación. Ni siquiera la reputación de su padre, el entrenador con mejor palmarés de la historia del balonmano español, sirvió para acallar esas lenguas viperinas que se creen que basta un vistazo al libro de familia para detectar un enfuchado.