Tras un primer tiempo tortuoso, en el que incluso este Celta rebajado por las ausencias se le estaba subiendo a las barbas, el Barcelona pulsó el botón del espectáculo. Rompió a jugar y en un cuarto de hora para el recuerdo abrió todo el catálogo de exquisiteces al alcance de jugadores como Busquets, Iniesta, Messi, Luis Suárez y Neymar: paredes, regates, taconazos, pases en corto y en largo. La exhibición sólo dio para un gol, el 2-1, al margen de un puñado de ocasiones y el entusiasmo de un público que había llegado a inquietarse. Como volvió a hacerlo en el cuarto de hora siguiente, cuando el Barça se tomó un respiro y el Celta volvió a rondar el empate. Hasta que Messi se inventó una asistencia estratosférica para Luis Suárez y la fiesta ya no se detuvo hasta el final, hasta que cayó el sexto. Fue un espectáculo digno de unos "Globetrotters" del fútbol.
En el aspecto competitivo, lo relevante de ayer en el Camp Nou fue el primer tiempo, en el que dos equipos ofrecieron un duelo equilibrado, tanto como reflejó el marcador al descanso (1-1). En lo lúdico quedará para el recuerdo el primero y el último cuarto de hora del segundo tiempo, tramos en los que el Barcelona elaboró jugadas y marcó goles de museo. Fueron acciones tan virtuosas, Messi y compañía le echaron tanta imaginación al asunto que hasta se atrevieron con el atípico penalti que permitió a Luis Suárez firmar otro "hat-trick" y reforzar su candidatura el "Pichichi" e incluso a la "Bota de Oro".
Antes de rendirse ante esa máquina de jugar al fútbol, el Celta había confirmado los temores de Luis Enrique con el único equipo que había sido capaz de ganarle dos veces desde su llegada al banquillo del Barça. Su sustituto en el del Celta, Berizzo, dio otra muestra de lo que puede hacer la mano de un buen entrenador incluso sin una materia prima de alta calidad. Sin Augusto Fernández desde hace un mes y sin los artífices de su juego de ataque (Orellana, Iago Aspas y Nolito), Berizzo consiguió que su equipo plantase cara a un Barça casi de gala durante 45 minutos.
Y aunque tomó sus precauciones, como los férreos seguimientos de Wass a Busquets y de Hugo Mallo a Neymar, el Celta fue tan valiente como siempre. Lo fue con 0-0 y también después de que Messi colase porla escuadra una falta marca de la casa. El premio a tanta bravura y al buen fútbol llegó de penalti, que Guidetti se trabajó -con la complicidad de Jordi Alba- y se apuntó con un tiro imposible para Bravo.
A la vuelta del vestuario el Barcelona se convirtió en un ciclón que durante quince minutos empotró al Celta en su área. Luis Suárez apuntó al poste tras un jugadón de Neymar, que se volvió tan imparable en el inicio de las jugadas como fallón ante el gol. Sergio Álvarez, con un paradón a Iniesta, retrasó lo inevitable. Messi picó el balón sobre la defensa y Suárez lo clavó en la escuadra. El 2-1 no hizo cambiar de opinión a Luis Enrique, que mandó a la caseta a Sergi Roberto y a un desafortunado Alves. Aleix Vidal y Rakitic mejoraron al Barça, pero su entrada coincidió con un receso del tridente.
Wass, por dos veces, estuvo a punto de empatar, pero al minuto siguiente de que Bravo le adivinase la intención llegó la genialidad de Neymar culminada por Luis Suárez sobre la línea. Fue como el pistoletazo de salida para la carga final, que incluyó el penalti atípico, el globo de Rakitic sobre la salida de Sergio y el golito de Neymar para que el tridente completase otra noche digna de los "Globetrotters".
