Gianni Infantino ya apuntaba maneras hace veinte años. Lo atestigua Toni Fidalgo, el asturiano que en 1996 conoció al nuevo presidente de la FIFA cuando era un recién llegado a la UEFA. Infantino se pasó seis meses en Madrid empapándose del funcionamiento de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), en la que por entonces Fidalgo ocupaba el cargo de secretario general.

"Era bastante habitual que vinieran jóvenes a aprender nuestros métodos porque entonces la española ya había sido elegida como la mejor liga del mundo", señala Fidalgo, al que no le pasó desapercibidoaquel suizo de 25 años que se defendía bien en castellano. "Era una esponja, tenía una gran capacidad para aprender", recalca Fidalgo.

Infantino se interesó por todo: la administración, el marketing, el departamente jurídico, las competiciones, los tornos y el control de billetaje en los campos. Y, a diferencia de otros ejecutivos, Toni Fidalgo destaca que "era muy futbolero. Te sorprendía al hablerte de jugadores de equipos como el Málaga, por ejemplo". También se integró sin problemas en la vida madrileña.

"Era muy sociable y tenía sentido del humor, con un carácter muy italiano", apunta Fidalgo, que recuerda lo que disfrutaba Infantino en restaurantes clásicos de Madrid como el Txistu, Casa Lucio o De María. Fidalgo perdió el contacto con Infantino, pero no tiene duda de que es el hombre ideal para la nueva etapa de la FIFA: "Es un ejecutivo brillante, que sabe mucho de marketing y de fútbol. No le han pillado en ningún escándalo y estoy seguro de que no caerá".