El vizcaíno Alex Txikon y sus compañeros de cordada el italiano Simone Moro y el pakistaní Ali Sadpara alcanzaban ayer la cima del Nanga Parbat, uno de los dos únicos "ochomiles", el otro es el K2 (8.611 metros), que jamás se había escalado en la temporada invernal. El Nanga Parbat, la "Montaña desnuda" en lengua urdu, con 8.126 metros, la novena más alta del planeta, ya es dramática fuera del invierno: cuenta con un porcentaje del 22 por ciento de fallecidos respecto a montañeros que lo han ascendido. Cuando se subió, por primera vez, en 1953, la llamaron la montaña asesina. Pero en la estación fría es un horror: la primera vez que se intentó ascender en invierno fue en 1989. Desde entonces, lo han intentado veintinueve expediciones y ninguna pasó de los 7.800 metros. La misma altura a la que se quedó Txikon, de 34 años y con diez "ochomiles", el año pasado también junto a Sadpara. Tras coronarse ayer el Nanga Parbat ahora ya solo queda virgen en invierno el K-2, la montaña más difícil y de la que muchos aseguran que sus paredes de hielo a partir de 8.400 metros lo hacen inescalable en invierno.