El barón de Coubertin estaría orgulloso de Jorge Díaz, el tirador asturiano que acaba de conseguir plaza para los Juegos Olímpicos de Río. "El deporte pierde gracia cuando te lo planteas como una obligación", asegura Díaz, que ha alcanzado la cumbre sin necesidad de alterar significativamente su vida. Pero, a diferencia de Coubertin, Jorge Díaz García (Belmonte de Miranda, 26-11-1985) no se conforma con participar. Por eso seguirá un plan de preparación para dar un paso al frente en Brasil, enla prueba de carabina aire comprimido 10 metros.

La vida de Jorge Díaz cambió en 1999 cuando, con 14 años, su familia se fue a vivir a Oviedo. Y, sobre todo, a raíz de una charla en el instituto de La Ería de entrenadores del Club de Tiro Principado. Le llamó la atención y decidió probar: "A mi padre le gustaba la caza y le había acompañado alguna vez, pero no me interesaban especialmente las armas", señala Díaz, que fue uno de los pocos que se enganchó a la carabina: "El primer día se llenó el autobús del club, pero al final de curso sólo seguíamos cinco o seis".

No fue un tirador precoz y, aunque ya se colgó una medalla nacional en categoría cadete, fuera de Asturias no se hizo un asiduo al podio hasta los 21 años, a partir de su victoria en la Copa del Rey. Los éxitos no le hicieron cambiar la rutina de dos entrenamientos a la semana, incluso cuando en 2001 pasó al club Ensidesa-Trasona: "Cambié de club porque en el Principado nos sacaban poco a competir". Con la competición llegaron los resultados y las primeras convocatorias para la selección española. Siempre con las obligaciones por delante, primero los estudios de Relaciones Laborales y después poniéndose al frente de la empresa de su padre

Su condición autónomo le permite organizarse para buscar tiempo para las concentraciones de la selección y las competiciones, que le han permitido mejorar sus registros en los últimos años. En 2011 se quedó a un punto de lograr su clasificación para los Juegos Olímpicos de Londres. Hace unos días, en el Europeo de Gyor (Hungría) se tomó la revancha casi de forma inesperada: "Era la última oportunidad de clasificación para Río, pero no me puse nervioso hasta la última serie. Como, además, me quedé justo de tiempo me lié un poco y, de ir casi toda la competición entre el quinto y el séptimo puesto bajé al undécimo".

Jorge Díaz salía maldiciendo su suerte cuando los compañeros y el seleccionador, el polaco Piotr Kosmatko, le sacaron del error: "Me dijeron que estaba dentro porque los tres tiradores que me precedían ya estaban clasificados". Tras la alegría ha puesto manos a la obra: "Desde enero trabajo con un nuevo entrenador, Manuel Sainz, con el que espero mejorar en aspectos como acortar el tiempo de disparo. Siempre voy apurado y en Gyor sólo me sobraron 30 segundos".

El año pasado cambió de arma, "una carabina que se adapta mejor a mis condiciones", y ahora intensificará su preparación para dar la talla en Río: "Con tres o cuatro puntos más puedo meterme entre los diez primeros". Pero siempre desde Asturias y en su club: "Alguna vez me he planteado aceptar la oferta para ir a la Residencia Blume, pero no lo cambio por la vida que tengo aquí".