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Fútbol es fútbol

El café de Rick y el programa de Bertín

Rick lamenta en "Casablanca", después de su brutal reencuentro con Ilsa, que de todos los cafés del mundo ella haya tenido que elegir precisamente el suyo. En otro estilo, el malvado Apapoulos sonríe en una de las aventuras del Jabato cuando se da cuenta de que, de todas la islas que hay en el mar, el héroe y sus amigos han tenido la mala idea de desembarcar en busca de provisiones precisamente en la isla gobernada (es un decir) por él. Mala suerte (o no) para Rick, y mala suerte (o no) para el Jabato y Taurus. Pues bien, de entre todos los programas televisivos del mundo, Iker Casillas tuvo que elegir el café de "En tu casa o en la mía" para hablar de la vida de un futbolista más allá del fútbol. De todas las islas del mar, Casillas decidió desembarcar en la isla gobernada por Bertín Osborne para hablar de Mourinho, del Madrid, de Luis Aragonés, de la selección española, del fútbol visto desde la soledad del portero de fondo. Mala suerte. Pero la relación entre Rick e Ilsa se recompone en el café de Rick y el malvado Apapoulos recibe su merecido al final de la aventura del Jabato, así que había que confiar en que Iker Casillas pudiera sobreponerse a la grima que producen las preguntas de Bertín Osborne sentado informalmente en un sofá de lo más formal.

La entrevista a Iker Casillas en "En tu casa o en la mía" fue futbolísticamente interesante porque Casillas consiguió mostrar su rostro futbolero ante las cámaras de TVE como Marilyn Monroe logró expresar su cara menos icónica en los hermosos poemas que dejó escritos en libretas y papeles con membrete de famosos hoteles. Intimidad sin exhibicionismo. Amor por el fútbol sin pensar en los espectadores. Orgullo sin chulería. Sinceridad sin mala educación. Hay cosas que no se pueden explicar utilizando el microscopio, sino la literatura, la poesía o el monólogo pausado. El desastroso paso de Mourinho por el Madrid, por ejemplo. El rastro de odio, malos modos y peores medios que el entrenador portugués utilizó para conseguir unos fines que tenían más que ver con su propia carrera como entrenador que con los objetivos que perseguía el club que le pagaba. ¿Cómo se puede explicar eso? ¿Qué microscopio puede mostrar lo que había debajo del acoso de Mourinho a Casillas? ¿Qué microscopio podría mostrar el porqué del dedo de Mourinho en el ojo de Tito Vilanova, de la mala baba de todo un entrenador del Madrid en tantas y tantas ruedas de prensa, de ese estilo que ni Rick habría consentido en su café ni el Jabato habría permitido en su presencia? ¿Qué microscopio sería capaz de hacernos ver lo que se mueve, y lo que mueve, a un gran club de fútbol que tiene prohibido el fracaso? No hay ningún microscopio que pueda hacer todo eso. Hay que confiar en la literatura de un Jorge Valdano o un John Carlin, en la poesía de un Eduardo Galeano o en los monólogos de un portero que mira hacia atrás sin ira pero con un punto de tristeza y también de perplejidad. Casillas explicó todo eso muy bien, con la elegancia que siempre le faltó a Mourinho y con el amor al fútbol que muchos echamos en falta a tantos futbolistas ricos, famosos y vacíos.

Elton John dice en una de sus canciones, dedicada precisamente a Marilyn, que en la hora de la muerte de la gran actriz lo único que se le ocurrió decir a los periódicos fue que la encontraron desnuda. Como sucedió con Marilyn, en la hora de la caída de Casillas en el Madrid los periódicos (no todos) sólo hablaron de la desnudez del portero, de sus fallos de concentración, de que ya no era el mismo, de que el Madrid necesitaba un cambio de aires en la portería, de que Casillas era un traidor, un topo, un chivato, un vendido, un tiparraco que se atrevió a llamar a Xavi para hablar como amigos de lo que Mourinho había destruido como enemigo del fútbol. Hay que leer los poemas de Marilyn y hay que escuchar las reflexiones de Casillas en "En tu casa o en la mía". El café de Rick, la isla de Apapoulos y el programa de Bertín. Quién lo iba a decir.

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